Convivir a lo largo del tiempo exige más que amor; implica aceptar que cada etapa trae nuevos retos y que el vínculo debe adaptarse. Convertirse en padres, enfrentarse al nido vacío o llegar a la jubilación son momentos que ponen a prueba la relación. Mantener espacios propios y progresar de forma individual no debilita la relación; la hace más sólida y preparada para los cambios. La ciencia confirma que la calidad del vínculo y la forma de cuidar la intimidad influyen de forma directa en la salud y en la satisfacción de la pareja.
Un estudio reciente sobre relaciones de pareja y familia ha revelado que la personalidad de cada miembro pesa más en la satisfacción a largo plazo que la de su compañero o compañera. Por ejemplo, el neuroticismo, que se refiere a la tendencia a experimentar ansiedad, irritabilidad y cambios de ánimo, se asocia de forma constante a una menor satisfacción en la relación. En contraste, la responsabilidad, un rasgo de personalidad conocido como ‘conscientiousness’, favorece alianzas más estables y gratificantes.
Desde la Harvard Study of Adult Development, un estudio longitudinal que ha seguido a varias generaciones, se ha demostrado que la calidad de los lazos afectivos predice salud y bienestar en la vejez. Según su director, el psiquiatra Robert Waldinger, “las buenas relaciones son las que de verdad nos mantienen felices y con mejor salud”. Este estudio, que comenzó en la década de 1930 y aún está en marcha, confirma que la fortaleza de los vínculos cercanos actúa como un potente factor de protección, tan importante para la salud y la longevidad como cuidar la alimentación o realizar actividad física. Cuidar esas relaciones de calidad contribuye no solo a vivir más, sino también a vivir con mayor bienestar.
### Aprender a Convivir y Avanzar en Paralelo
La experiencia de parejas que han sabido construir juntas durante décadas resuena con esta evidencia científica. Amparo, de 70 años, y Manuel, de 73, quienes han compartido más de 45 años de vida en común, explican que su clave ha sido darse espacio y tiempo sin dejar de ser importantes el uno para el otro. Respetar los espacios propios ha sido fundamental para mantener la complicidad sin perder la identidad. Amparo es apasionada de la lectura y los viajes culturales, mientras que Manuel disfruta de la pesca y el golf. Esta fórmula les ha permitido superar diversas etapas, desde la crianza de sus hijos hasta la jubilación.
Reconocen que no todo ha sido sencillo, pero que las diferencias nunca se vivieron como una amenaza, sino como un aprendizaje mutuo. “Hemos entendido que querernos no significa hacerlo todo juntos, sino seguir eligiéndonos”, afirma Amparo. En la actualidad, esa forma de relacionarse les brinda más calma y alegría que cualquier plan compartido.
Antoni Bolinches, psicólogo especializado en conflictos de pareja y creador de la Terapia Vital, sostiene que la relación de pareja es la más compleja de todas. Para que tenga éxito, sus componentes deben aprender a convivir sin dejar de ser ellos mismos, lo que implica negociar, aportar, conceder y comprender. La principal diferencia entre las relaciones consolidadas que logran resolver sus conflictos y aquellas que no, radica en el grado de madurez de sus integrantes. Bolinches también menciona que el secreto del amor romántico está en encontrar un buen acoplamiento: “Quien aprende de lo que vive en la convivencia, aprende a vivir mejor”.
### Estrategias para Cuidar una Relación a Largo Plazo
Para mantener una relación duradera, es fundamental seguir ciertas pautas. Bolinches propone las siguientes claves:
1. **No dejes de ser tú para estar con el otro**: Es esencial mantener la individualidad dentro de la pareja.
2. **Ten presente que convivir implica conceder**: La flexibilidad y la disposición para ceder son cruciales.
3. **Si quieres mejorar la relación de pareja, empieza por ti**: El crecimiento personal es la base para una relación saludable.
4. **Recuerda que la pareja que dura es la que madura**: La madurez emocional es clave para enfrentar los desafíos juntos.
Las crisis más fuertes en las relaciones suelen aparecer en momentos de cambio profundo, como la llegada del primer hijo, la adolescencia de los hijos, el nido vacío o la jubilación. Rosa Malospelos, psicóloga experta en relaciones, subraya que estos momentos pueden llevar a los miembros de la pareja a cuestionarse qué les mantiene unidos. La comunicación es uno de los grandes retos con el paso de los años. Malospelos propone varias estrategias para mantener la conexión emocional viva, como realizar un “chequeo emocional” periódico, donde se pregunten mutuamente cómo se sienten en la relación y qué necesitan el uno del otro.
Además, es importante practicar la ‘traducción simultánea’, que consiste en convertir reproches en necesidades reales mediante una comunicación no violenta. También se recomienda dedicar tiempo exclusivo para la pareja, como citas o escapadas, y fomentar el desarrollo personal de cada miembro. “Si tú no creces, tu relación tampoco. Una relación es una base segura desde la que impulsarte”, destaca Malospelos.
Para evitar que la rutina mate la intimidad sexual, es fundamental salir del piloto automático. Abrazarse, acariciarse sin expectativas y reír juntos son grandes afrodisíacos. El juego no es solo del principio de la relación; pequeños gestos como notas o mensajes picarones pueden reavivar la chispa.
Cuando una pareja acude a terapia, surge la duda de si está en condiciones de reinventarse o si lo más sano es separarse. Malospelos afirma que una pareja puede reinventarse si ambos están dispuestos a hacer cambios reales. “Si existe afecto y respeto, pero se han perdido en la rutina, la terapia puede ser un mapa para reencontrarse”, aclara. Sin embargo, si no hay ganas, escucha ni compromiso emocional, es importante plantearse si es hora de una separación.