La situación política en Hungría ha tomado un giro interesante en los últimos meses, especialmente con la reciente marcha del Orgullo LGTBIQ+ en Budapest, que se llevó a cabo a pesar de la prohibición policial. Este evento ha puesto de manifiesto el desgaste del primer ministro Viktor Orbán, quien ha estado en el poder durante quince años y ahora enfrenta un creciente desafío político. Orbán, conocido por su retórica ultranacionalista, ha comenzado a radicalizar su discurso, buscando enemigos para galvanizar a su base electoral y desviar la atención de sus problemas internos.
### La Marcha del Orgullo y la Respuesta de Orbán
La marcha del Orgullo en Budapest, que atrajo a unas 100,000 personas, se celebró bajo la protección del Ayuntamiento, liderado por el alcalde ecologista Gergely Karácsony. A pesar de la prohibición impuesta por la policía, la comunidad LGTBIQ+ logró llevar a cabo su celebración, lo que provocó una reacción furiosa de Orbán. En un mensaje dirigido a sus simpatizantes, el primer ministro acusó a Bruselas de orquestar la marcha, sugiriendo que la oposición había instado a sus votantes a participar. Orbán describió el evento como “repugnante y vergonzoso”, señalando específicamente actuaciones de drag queens y la distribución de folletos sobre terapia hormonal.
Este tipo de retórica no es nueva en la política de Orbán. A lo largo de su mandato, ha utilizado la creación de enemigos como una herramienta para consolidar su poder. Desde las multinacionales y los inversores extranjeros hasta los migrantes y la comunidad LGTBIQ+, cada grupo ha sido utilizado para desviar la atención de los problemas económicos y sociales que enfrenta el país. La estrategia de Orbán se basa en la idea de que, al crear un enemigo común, puede unir a su base y mantener su control sobre el gobierno.
### La Competencia Electoral y el Desafío de Péter Magyar
Con las elecciones programadas para la primavera de 2026, Orbán se enfrenta a un nuevo rival en la figura de Péter Magyar, un eurodiputado que ha emergido de su propio entorno político. Magyar lidera el pequeño partido conservador Tisza y actualmente supera a Orbán en las encuestas, con una ventaja de hasta 15 puntos. Este cambio en la dinámica política ha llevado a Orbán a intensificar su retórica y a buscar nuevos enemigos para movilizar a sus votantes.
La politóloga Zsuzsanna Szelényi ha señalado que la situación de Orbán se ha deteriorado en el último año y medio. Cuando un partido autocrático comienza a perder poder, tiende a radicalizarse y a tomar medidas más drásticas. Orbán ha seguido este patrón, creando nuevos enemigos para mantener su base electoral. En este contexto, la oposición se convierte en un blanco fácil, y el alcalde Karácsony ha sido uno de los objetivos recientes de su retórica.
Orbán ha utilizado la reciente consulta nacional sobre el ingreso de Ucrania en la Unión Europea como otra oportunidad para desviar la atención de su desgaste político. En esta consulta, el gobierno promovió una campaña de desprestigio contra Ucrania, sugiriendo que la adhesión del país a la UE representaría un peligro para la economía y la soberanía húngara. A pesar de que el gobierno afirmó que más de 2 millones de personas participaron en la consulta, fuentes internas sugieren que solo alrededor de 600,000 respondieron, lo que plantea dudas sobre la legitimidad de los resultados.
La estrategia de Orbán de crear enemigos no solo busca movilizar a su base, sino también forzar a sus oponentes a tomar posiciones públicas sobre temas controvertidos. En este caso, ha intentado obligar a Magyar a pronunciarse sobre la comunidad LGTBIQ+ y la cuestión de Ucrania, pero el líder opositor ha optado por no alinearse claramente con ninguna de las dos posturas, lo que complica aún más la situación para Orbán.
La retórica de Orbán también ha sido criticada por ser inmoral y engañosa. La politóloga Szelényi ha argumentado que el gobierno ha utilizado mentiras para crear un clima de miedo y desconfianza hacia Ucrania, sugiriendo que el dinero húngaro se destina a un país corrupto y problemático. Esta narrativa ha sido efectiva para movilizar a su base, pero también ha generado un creciente descontento entre aquellos que ven la situación de Ucrania de manera diferente.
En resumen, la situación política en Hungría es cada vez más compleja, con Orbán enfrentando desafíos significativos tanto desde dentro como desde fuera. Su estrategia de crear enemigos para consolidar su poder ha sido efectiva en el pasado, pero con la creciente popularidad de Péter Magyar y el descontento generalizado, el futuro político de Orbán podría estar en juego. La marcha del Orgullo y la respuesta del gobierno son solo un reflejo de un panorama político en constante cambio, donde la lucha por el poder se intensifica a medida que se acercan las elecciones.
