La guerra en Gaza ha suscitado un profundo debate sobre la complicidad de las democracias occidentales y su respuesta ante la crisis humanitaria. Omar El Akkad, un periodista y novelista de origen egipcio, ha compartido su perspectiva en su reciente libro, «Algún día todo el mundo habrá querido estar siempre en contra». A través de sus palabras, El Akkad revela cómo su visión de la libertad y la justicia se ha visto fracturada por la realidad del conflicto en Gaza, un lugar donde la violencia y la indiferencia parecen haberse normalizado.
La transformación de El Akkad desde un idealista a un crítico de las instituciones occidentales se ha visto marcada por momentos impactantes que han moldeado su percepción. Uno de los episodios más desgarradores que menciona es el audio de una niña suplicando por su vida mientras su vehículo era atacado. Este tipo de experiencias, que se transmiten en tiempo real a través de las redes sociales, han cambiado la forma en que los periodistas y el público en general perciben la guerra. La intimidad y la inmediatez de estos eventos han hecho que la distancia que antes existía en conflictos como Guantánamo o Afganistán se disuelva, dejando al descubierto la brutalidad de la situación en Gaza.
El Akkad critica la hipocresía de las democracias occidentales, que parecen reaccionar con rapidez ante las crisis en otros lugares, como Ucrania, mientras que en Gaza el silencio es ensordecedor. Esta doble moral se convierte en un tema recurrente en su obra, donde expresa su frustración por la falta de respuesta ante lo que él considera una masacre. La complicidad personal que siente, al saber que su dinero financia estas guerras, añade una capa de angustia a su narrativa.
### La complicidad de las instituciones y el papel de los gobiernos árabes
El Akkad no se detiene en criticar solo a las democracias occidentales; también dirige su mirada hacia los gobiernos árabes, a los que ha perdido el respeto. En su opinión, la mayoría de estos gobiernos son dictaduras que temen el contagio de la resistencia palestina entre sus propias poblaciones. Aunque reconoce que algunos gobiernos árabes han propuesto soluciones que garantizarían la seguridad de Israel a cambio del reconocimiento de un Estado palestino, también señala que estas propuestas han sido sistemáticamente rechazadas por Israel.
La tibieza de la respuesta árabe ante la crisis en Gaza es un reflejo de la represión que sufren estos gobiernos. El Akkad observa que, aunque la rabia entre la población es palpable, los líderes árabes prefieren mantener el status quo en lugar de arriesgarse a apoyar a un pueblo que ha demostrado su capacidad de resistencia. Esta dinámica crea un vacío en el que la voz de la comunidad internacional se vuelve aún más crítica, pero también más ausente.
El lenguaje utilizado para describir el conflicto es otro aspecto que El Akkad aborda con dureza. Términos como «daño colateral» y «guerra contra Hamas» son utilizados para deshumanizar a las víctimas y confundir a la opinión pública. Para él, estas expresiones no solo son insidiosas, sino que también buscan silenciar el debate y evitar que las personas se posicionen. La renuencia de las naciones poderosas a utilizar la palabra «genocidio» es un reflejo de su deseo de eludir las obligaciones que esta conlleva. El Akkad argumenta que la situación en Gaza encaja perfectamente con la definición de genocidio, y que la falta de acción ante esta realidad tendrá repercusiones a largo plazo.
### La autocensura y la búsqueda de un cambio
El Akkad también reflexiona sobre la autocensura que se vive en Estados Unidos, donde el miedo a hablar sobre Gaza se ha vuelto palpable, especialmente en el ámbito cultural. La autocensura, según él, puede ser más dañina que la censura misma, ya que crea un ambiente en el que las personas se sienten incapaces de expresar sus opiniones. Sin embargo, a pesar de su desilusión con las instituciones, El Akkad ha encontrado esperanza en la valentía de aquellos que se atreven a hablar y a arriesgarlo todo por la causa palestina.
La lucha por la justicia y la verdad es un hilo conductor en su obra. Aunque reconoce que un libro por sí solo no cambiará el mundo, El Akkad se aferra a la idea de que cada voz cuenta. La creación de espacios donde se pueda discutir abiertamente sobre Gaza es un paso hacia adelante, y su libro ha servido como un catalizador para que otros se sientan valientes al abordar un tema tan delicado. La historia ha demostrado que los cambios significativos a menudo surgen de momentos de crisis, y El Akkad se aferra a la esperanza de que, a pesar de la oscuridad actual, el cambio es posible.
En un contexto donde la guerra y la indiferencia parecen dominar, las palabras de Omar El Akkad resuenan como un llamado a la acción y a la reflexión. Su experiencia y su narrativa nos invitan a cuestionar nuestras propias complicidades y a considerar cómo podemos contribuir a un futuro más justo para todos.