En un ambiente marcado por la introspección y la búsqueda de identidad, Podemos ha inaugurado su V Asamblea Ciudadana en la Casa de Campo de Madrid, donde se han congregado alrededor de quinientos simpatizantes. Este evento, que se extenderá hasta mañana, se presenta como un momento crucial para el partido, que busca redefinir su papel en el panorama político español tras un ciclo electoral decepcionante en 2024.
La asamblea se desarrolla en un contexto donde la falta de debate interno es evidente. Solo la candidatura oficialista, denominada «Orgullosamente Podemos», ha conseguido los avales necesarios para presentarse, lo que ha llevado a que la presentación de documentos políticos se convierta en una mera formalidad. Este hecho ha suscitado críticas sobre la falta de pluralidad y discusión dentro del partido, que en el pasado se caracterizaba por su dinamismo y diversidad de opiniones.
Ione Belarra, actual secretaria general, se perfila para ser reelegida, mientras que Irene Montero ha sido designada como candidata a las próximas elecciones generales sin necesidad de primarias. Este tándem busca consolidar su liderazgo y hacer frente al Gobierno de coalición entre el PSOE y Sumar, al que critican por adoptar políticas que consideran similares a las de la derecha.
Uno de los puntos centrales del discurso de Belarra y Montero es la necesidad de diferenciarse del PSOE y de Sumar, a quienes acusan de haber abandonado los principios de la izquierda. «Nunca seremos una fuerza de obediencia al PSOE», han afirmado, en un intento por recuperar la esencia original de Podemos como un partido de izquierda radical y transformadora. Este enfoque busca atraer a los votantes descontentos con la actual gestión del Gobierno, que consideran que ha traicionado los ideales progresistas.
Pablo Iglesias, exlíder del partido, ha tenido un papel destacado en la asamblea, moderando una mesa redonda sobre la lucha contra la ultraderecha en Europa y América Latina. Aunque no ocupa un cargo orgánico, su influencia sigue siendo palpable, y muchos militantes lo ven como una figura clave en la reconstrucción del partido. Iglesias ha instado a Podemos a no dejarse llevar por las «sirenas» de Sumar y ha criticado la idea de un pacto entre PSOE y PP, argumentando que esto solo beneficiaría a la derecha.
El exvicepresidente ha enfatizado que la política va más allá de ganar elecciones; se trata de un proyecto cultural e ideológico que debe ser defendido con firmeza. En su intervención, Iglesias también ha atacado a la izquierda que, según él, se aferra a un «malmenorismo» que no responde a las necesidades de la sociedad actual. Ha instado a sus compañeros a adoptar una postura más combativa y a no tener miedo de enfrentarse a la ultraderecha.
La asamblea también ha puesto de relieve la necesidad de construir una «izquierda fuerte, sin complejos» que se oponga a lo que consideran una «escalada belicista» en la política española. Iglesias ha propuesto que Podemos no solo se limite a ser un partido político, sino que aspire a ser un movimiento cultural que impulse un cambio real en la sociedad. En este sentido, ha mencionado su proyecto de la Taberna Garibaldi en Madrid, que busca ser un espacio de encuentro y reflexión para la militancia.
La asamblea se desarrolla en un momento en que Podemos enfrenta un desafío significativo: recuperar la confianza de sus bases y atraer a nuevos votantes en un contexto político cada vez más polarizado. La estrategia de distanciarse del PSOE y Sumar podría ser un intento de reafirmar su identidad como la verdadera izquierda en un panorama donde muchos se sienten decepcionados por la falta de acción progresista.
A medida que avanza la asamblea, la dirección de Podemos parece decidida a consolidar su mensaje y a preparar el terreno para las próximas elecciones. Con la mirada puesta en el futuro, el partido busca redefinir su papel en la política española y reafirmar su compromiso con los principios de la izquierda, en un momento en que la polarización y la desilusión son más evidentes que nunca.