La situación de seguridad en Perú ha alcanzado niveles alarmantes, lo que ha llevado al presidente interino José Jerí a tomar medidas drásticas. En un mensaje a la nación, Jerí anunció la declaración de un estado de emergencia en Lima y la provincia del Callao, que comenzará a regir a partir de la medianoche del miércoles y se extenderá por un periodo de 30 días. Esta decisión responde a un aumento significativo de la delincuencia organizada, que ha causado un profundo impacto en la vida de miles de familias y en la economía del país.
El presidente, quien asumió el cargo hace menos de dos semanas tras la destitución de la exmandataria Dina Boluarte, enfatizó la necesidad de actuar con firmeza. «Las guerras se ganan con acciones y no con palabras», afirmó Jerí, aunque no proporcionó detalles específicos sobre las medidas que se implementarán bajo este estado de emergencia. Sin embargo, el decreto publicado en el diario oficial El Peruano establece que durante este periodo se suspenderán ciertos derechos fundamentales, incluyendo la inviolabilidad del domicilio y la libertad de reunión.
### Medidas Implementadas en el Estado de Emergencia
El estado de emergencia implica una serie de medidas que buscan fortalecer la seguridad en la capital peruana. Entre ellas, se destaca el apoyo de las Fuerzas Armadas a la Policía Nacional en la lucha contra el crimen organizado. Las patrullas militares se desplegarán en áreas críticas, como paraderos de transporte público, estaciones de metro y otros puntos donde se han reportado altos índices de violencia.
Además, se establecerán comandos de campaña temporales en coordinación con los municipios más afectados. Estas acciones incluyen operativos masivos y permanentes para el decomiso de armas, municiones, explosivos ilegales y artefactos pirotécnicos. En las cárceles, las visitas a los reclusos estarán limitadas, y se implementará un «apagón eléctrico» en las celdas, permitiendo únicamente la iluminación básica. También se contempla la destrucción de antenas de telecomunicaciones ilegales, con la responsabilidad de su ejecución asignada a las Fuerzas Armadas.
El anuncio de Jerí se produce en un contexto de creciente descontento social. En las últimas semanas, se han llevado a cabo protestas y paros de transportistas en respuesta a la creciente inseguridad. Estos movimientos han dejado un saldo trágico, con decenas de muertes en el gremio del transporte urbano, lo que ha contribuido a la crisis de gobernabilidad que enfrenta el país.
### Contexto de Inseguridad en Perú
La inseguridad en Perú ha ido en aumento en los últimos años, con cifras de homicidios que alcanzan niveles preocupantes. Según el Sistema de Información de Defunciones (Sinadef), en el tercer trimestre de 2025 se registraron 575 homicidios, la cifra más alta del año. Este aumento se ha visto reflejado en un contexto donde el crimen organizado ha proliferado, afectando no solo a la población civil, sino también a sectores económicos clave.
La situación es particularmente crítica en Lima, donde reside un tercio de la población peruana. La capital ha sido escenario de un incremento en la violencia, lo que ha llevado a la ciudadanía a exigir respuestas efectivas del gobierno. La destitución de Dina Boluarte, que tuvo lugar el 9 de octubre, fue en parte resultado de la incapacidad de su administración para abordar la crisis de seguridad.
El estado de emergencia no es una medida nueva en Perú. En años anteriores, el gobierno ha recurrido a esta herramienta en diversas ocasiones, especialmente en regiones afectadas por la minería ilegal y en distritos de Lima donde la violencia ha sido más aguda. Sin embargo, la efectividad de estas medidas ha sido cuestionada, y muchos ciudadanos se preguntan si esta nueva declaración realmente traerá cambios significativos en la seguridad del país.
La declaración de estado de emergencia también ha suscitado preocupaciones sobre el respeto a los derechos humanos. La suspensión de derechos fundamentales, como la libertad de reunión y el derecho a la defensa, plantea interrogantes sobre el equilibrio entre la seguridad y las libertades civiles. Activistas y defensores de derechos humanos han expresado su temor de que estas medidas puedan ser utilizadas para reprimir la disidencia y limitar la protesta social.
En este contexto, el gobierno de Jerí enfrenta el desafío de restaurar la confianza de la población en las instituciones y garantizar la seguridad sin sacrificar los derechos fundamentales de los ciudadanos. La lucha contra el crimen organizado es un tema complejo que requiere un enfoque integral, que no solo aborde las consecuencias, sino también las causas subyacentes de la violencia y la delincuencia.
La comunidad internacional también está atenta a la situación en Perú. La cooperación en materia de seguridad y el intercambio de información con otros países de la región podrían ser clave para enfrentar el problema del crimen organizado, que no conoce fronteras. La experiencia de otros países que han enfrentado situaciones similares podría ofrecer lecciones valiosas para el gobierno peruano.
En resumen, la declaración de estado de emergencia en Lima y Callao marca un punto crítico en la lucha de Perú contra la delincuencia organizada. Las medidas implementadas buscan abordar una crisis de seguridad que ha afectado profundamente a la sociedad peruana. Sin embargo, el éxito de estas acciones dependerá de la capacidad del gobierno para equilibrar la seguridad con el respeto a los derechos humanos y la promoción de un diálogo constructivo con la ciudadanía.