En la madrugada del 22 de junio de 2025, Estados Unidos llevó a cabo un ataque sin precedentes contra las instalaciones nucleares de Irán, conocido como «Operación Martillo de Medianoche». Este ataque, que involucró a más de 125 aeronaves, ha sido descrito por altos funcionarios del Pentágono como un golpe decisivo contra las ambiciones nucleares de Teherán. El secretario de Defensa, Pete Hegseth, y el jefe del Estado Mayor Conjunto, el general Dan Caine, ofrecieron detalles sobre la operación en una rueda de prensa, destacando la complejidad y el secreto que rodeó la misión.
La operación se llevó a cabo con una precisión impresionante, utilizando siete bombarderos furtivos B-2 que lanzaron más de una docena de bombas antibúnker de 13.600 kilogramos, conocidas como Massive Ordnance Penetrator. Estas bombas, que nunca antes habían sido utilizadas en combate, fueron dirigidas a las dos principales instalaciones nucleares de Irán, ubicadas en Fordow y Natanz. Además, se lanzaron decenas de misiles Tomahawk contra la instalación de Isfahán, donde se cree que Irán almacenaba uranio altamente enriquecido.
El ataque, que se ejecutó a las 2:10 de la mañana en Irán, se completó en un tiempo récord, ya que las aeronaves abandonaron el espacio aéreo iraní apenas veinte minutos después de haber comenzado la misión. Este despliegue aéreo fue el más extenso realizado por bombarderos B-2 desde los atentados del 11 de septiembre, y se llevó a cabo con un nivel de secreto que limitó la información a un grupo muy reducido de planificadores en Washington.
### Estrategia y Ejecución del Ataque
La planificación de la Operación Martillo de Medianoche se extendió durante varios meses, y fue coordinada con fuerzas de todo el mundo. Los bombarderos B-2, que son los únicos capaces de transportar las bombas más pesadas de EE.UU., partieron de una base en Misuri y volaron durante 18 horas con comunicaciones mínimas, reabasteciéndose de combustible en el aire en múltiples ocasiones. Para mantener el elemento sorpresa, un grupo de B-2 voló en dirección oeste hacia el Pacífico como señuelo, mientras que el grupo principal se dirigió hacia el este, hacia Irán.
El general Caine explicó que la operación fue diseñada para ser rápida y efectiva, con el objetivo de minimizar la resistencia y maximizar el impacto. La misión fue descrita como «enfocada, contundente y clara», y aunque Hegseth enfatizó que no se trataba de un cambio de régimen en Irán, sí se buscaba desmantelar su programa nuclear. La respuesta de EE.UU. a cualquier posible represalia de Irán fue también un punto destacado, con Hegseth afirmando que el país estaba preparado para responder si fuera necesario.
### Reacciones y Consecuencias
La reacción internacional al ataque ha sido variada. Mientras que algunos países han expresado su apoyo a la acción de EE.UU. como un paso necesario para frenar el desarrollo nuclear de Irán, otros han condenado el ataque como una violación de la soberanía iraní. La comunidad internacional observa con atención las repercusiones de esta operación, que podría alterar el equilibrio de poder en la región.
El presidente Donald Trump, en declaraciones posteriores al ataque, afirmó que las instalaciones nucleares iraníes habían sido «completamente arrasadas». Sin embargo, el general Caine advirtió que era demasiado pronto para evaluar el impacto total del ataque y si Irán aún poseía capacidades nucleares. La evaluación de los daños estaba en curso, y aunque la valoración inicial indicaba que las municiones de precisión habían alcanzado sus objetivos, la situación seguía siendo incierta.
La Operación Martillo de Medianoche marca un hito en la historia militar de EE.UU. y plantea preguntas sobre el futuro de las relaciones entre Estados Unidos e Irán. A medida que se desarrollan los acontecimientos, el mundo espera ver cómo responderá Irán y qué medidas tomará la comunidad internacional para abordar esta nueva escalada en el conflicto nuclear.
Con este ataque, Estados Unidos ha dejado claro que está dispuesto a tomar medidas drásticas para proteger sus intereses y los de sus aliados en la región. La historia de las relaciones entre EE.UU. e Irán ha estado marcada por la tensión y la desconfianza, y este último episodio podría ser un capítulo decisivo en esa narrativa.