La reciente decisión de la Comisión Europea de no incluir el bourbon y el vino en su respuesta a los aranceles impuestos por Estados Unidos marca un cambio significativo en la estrategia comercial de Bruselas. En lugar de una represalia contundente, la UE ha optado por una respuesta más moderada, buscando mantener abiertas las líneas de diálogo con Washington. A partir del 15 de abril de 2025, se implementarán aranceles de hasta el 25% sobre ciertos productos estadounidenses, pero el bourbon y el vino han quedado excluidos de esta lista, en un intento por evitar una escalada en la guerra comercial.
La decisión de no gravar el bourbon y el vino responde a las advertencias del presidente estadounidense, Donald Trump, quien había amenazado con imponer un arancel del 200% sobre el vino europeo si la UE incluía el bourbon en su respuesta. Esta situación ha llevado a la Comisión Europea a reconsiderar su enfoque, priorizando la negociación sobre la confrontación.
La estrategia de la UE se desarrollará en tres fases. La primera fase comenzará el 15 de abril, donde se activarán aranceles sobre productos que ya habían sido gravados en 2018, como cigarrillos, arroz y muebles. La segunda fase, que comenzará el 16 de mayo, incluirá nuevas categorías de productos estadounidenses que no habían sido sancionadas previamente, como maquinaria industrial y ciertos productos agrícolas. Finalmente, la tercera fase, programada para el 1 de diciembre, activará recargos sobre productos derivados de la soja y las almendras, ajustándose a los ciclos de cosecha.
El impacto económico de la primera fase se estima en alrededor de 8.000 millones de euros, aunque la UE tiene la capacidad de imponer represalias por un valor de hasta 26.000 millones, según la Organización Mundial del Comercio. Sin embargo, Bruselas ha decidido no utilizar todo su margen de maniobra en este momento, manteniendo reservas por si la situación con Estados Unidos se deteriora aún más.
El comisario europeo de Comercio, Maros Sefcovic, ha enfatizado que la prioridad de la UE sigue siendo el diálogo. Durante una reunión reciente, presentó una propuesta para eliminar los aranceles sobre bienes industriales, destacando la disposición de la UE para reducir los gravámenes en sectores clave como el automóvil y la maquinaria. Sin embargo, Sefcovic también reconoció que, hasta ahora, no ha habido una voluntad real de negociación por parte de Estados Unidos.
El ministro español de Economía, Comercio y Empresa, Carlos Cuerpo, ha respaldado la estrategia de la Comisión Europea, subrayando la importancia de llegar a un acuerdo y reforzar la relación comercial entre la UE y Estados Unidos. Cuerpo también ha señalado la necesidad de que Bruselas apoye a los sectores más afectados por los aranceles estadounidenses, lo que refleja una preocupación compartida entre los Estados miembros.
Mientras tanto, Trump ha mantenido su postura firme respecto a su política arancelaria, defendiendo su enfoque como una herramienta para corregir desequilibrios en el comercio global. En sus declaraciones, ha reiterado que otros países desean negociar, pero no tiene intención de suavizar su estrategia. Además, ha instado a las empresas estadounidenses a trasladar su producción al país para evitar pagar aranceles, prometiendo acelerar las autorizaciones para nuevas plantas industriales.
La situación actual refleja un delicado equilibrio entre la necesidad de proteger los intereses económicos de la UE y la voluntad de mantener abiertas las líneas de comunicación con Estados Unidos. A medida que se implementan estas nuevas medidas arancelarias, el futuro de las relaciones comerciales transatlánticas dependerá en gran medida de la capacidad de ambas partes para encontrar un terreno común y evitar una escalada en la guerra comercial que podría tener repercusiones significativas para ambas economías.