En el corazón de la provincia de Zaragoza, se encuentra Lituénigo, un pequeño pueblo que alberga una de las tradiciones más singulares de España: el pesaje de bebés con trigo de la cosecha anterior. Este ritual, que se celebra anualmente el último domingo de septiembre, no solo es un evento festivo, sino que también simboliza la conexión entre la agricultura, la devoción y la vida comunitaria. La costumbre ha perdurado a lo largo de los siglos, atrayendo a familias y visitantes que se reúnen para ser testigos de este emotivo acto.
La tradición fue declarada Fiesta de Interés Turístico de Aragón en 1998, lo que ha contribuido a su popularidad y a la preservación de la cultura local. La historia de este ritual se remonta al siglo XVII, cuando se dice que una pareja de Lituénigo, que anhelaba tener hijos, hizo una promesa a la Virgen de que ofrecerían tantas talegas de trigo como pesara su hijo al nacer. Desde entonces, el pesaje de los bebés se ha convertido en un símbolo de gratitud y celebración de la vida.
### Un Ritual que Une a la Comunidad
El evento se estructura en tres actos principales que reflejan la esencia comunitaria de Lituénigo. El primero es la “llegada” o recogida de trigo, donde los mayordomos, acompañados por una charanga, recorren el pueblo casa por casa recolectando el cereal que se utilizará para el pesaje. Este acto no solo es una forma de preparar el evento, sino que también fomenta la participación de todos los vecinos, creando un ambiente de camaradería y alegría.
El segundo acto es el pesaje en sí, que tiene lugar frente al pórtico de la iglesia del pueblo. Para ello, se utiliza una balanza romana de dos brazos, un artefacto histórico que data del siglo XVII. En uno de los capazos se coloca al bebé, mientras que en el otro se añade trigo hasta que la balanza se equilibre. Este momento es especialmente emotivo, ya que simboliza la conexión entre la nueva vida y la tierra que la sustenta. Las familias esperan con ansias este instante, y el ambiente se llena de risas y aplausos a medida que se realiza el pesaje.
Finalmente, el tercer acto consiste en la subasta del trigo, que se lleva a cabo en el atrio de la iglesia. Este proceso se realiza mediante un sistema tradicional de “tantos”, donde un tanto equivale a tres céntimos de euro. La persona que ofrece la mayor cantidad de tantos recibe una llave simbólica que se cuelga en la puerta del templo, comprometiéndose a abonar la cantidad el año siguiente. Este acto no solo refuerza el sentido de comunidad, sino que también permite a las familias obtener un reconocimiento especial por su participación en la tradición.
Cada familia que participa en el pesaje recibe un diploma conmemorativo, y el nombre del niño se inscribe en el libro de la cofradía de San Miguel, lo que añade un valor sentimental a la experiencia. Esta mezcla de ritual, comunidad y celebración de la vida ha permitido que la tradición perdure a lo largo de los años, convirtiéndose en un evento esperado por todos los habitantes de Lituénigo.
### La Leyenda Detrás del Ritual
La leyenda que explica el origen de esta ceremonia es tan conmovedora como la tradición misma. Se dice que una pareja de Lituénigo, desesperada por no poder tener hijos, acudió a un fraile en Tarazona en busca de ayuda. El fraile les aconsejó encomendarse a la Virgen y prometer que, si lograban tener un hijo sano, ofrecerían tantas talegas de trigo como pesara el recién nacido. Cuando finalmente nació su hijo, cumplieron su promesa, llevando el trigo a la plaza y pesando al niño con él. Este gesto de devoción y agradecimiento emocionó tanto a la comunidad que la ceremonia se convirtió en una tradición anual.
A lo largo de los años, el ritual ha evolucionado, pero su esencia se ha mantenido intacta. La mezcla de devoción, memoria y agricultura ha permitido que la celebración en Lituénigo continúe siendo un evento significativo para las familias y la comunidad. Cada septiembre, el grano de la cosecha y el peso de una nueva vida se miden en la misma balanza, recordando a todos la importancia de la conexión entre la tierra y la vida.
La tradición de pesar bebés en Lituénigo es un ejemplo perfecto de cómo las costumbres pueden entrelazarse con la historia y la cultura de un lugar. Este ritual no solo celebra la llegada de nuevos miembros a la comunidad, sino que también refuerza los lazos entre los habitantes, recordándoles la importancia de la colaboración y la solidaridad en la vida cotidiana. En un mundo donde las tradiciones a menudo se pierden, el pueblo de Lituénigo se mantiene firme en su compromiso de preservar su herencia cultural, asegurando que las futuras generaciones puedan disfrutar de esta emotiva celebración.