La historia de Hafiza Osuly y su familia es un reflejo de la difícil situación que enfrentan muchos refugiados afganos tras la toma de poder de los talibanes en 2021. Esta madre de seis hijos, activista feminista y profesora universitaria, se vio obligada a abandonar su hogar en Afganistán junto a su hija T. y su sobrino Kaul, en busca de un futuro más seguro en Europa. Ahora, cinco años después de su llegada a Ordis, un pequeño pueblo en Girona, su vida sigue marcada por la incertidumbre y la lucha por la reunificación familiar.
La vida en Ordis ha traído consigo tanto desafíos como momentos de esperanza. Hafiza y su familia viven en una única habitación en un altillo, subsistiendo gracias al salario de T., quien trabaja en una fábrica, y al apoyo de diversas asociaciones locales. A pesar de las dificultades económicas, la familia se aferra a la esperanza de que algún día podrán regresar a Afganistán, aunque son conscientes de que esa posibilidad es remota en el corto plazo. Su mayor preocupación radica en la situación de los hermanos de T., quienes permanecen en Pakistán, enfrentando constantes amenazas y la posibilidad de ser deportados de regreso a un régimen talibán que pone en riesgo sus vidas.
La burocracia española ha sido un obstáculo significativo en su búsqueda de asilo. Desde que Hafiza solicitó la reagrupación familiar en 2021, no ha recibido respuesta alguna. La falta de comunicación por parte de las autoridades ha dejado a la familia en un limbo, sin saber si alguna vez podrán reunirse con sus seres queridos. T. ha intentado contactar con las autoridades en múltiples ocasiones, pero la falta de citas en la embajada y la ineficiencia del sistema han hecho que su situación se vuelva cada vez más desesperante. «Hicimos todo con papeles, incluso con abogado, pero es muy difícil. No contestan», lamenta T., quien se siente impotente ante la situación de su familia.
La vida de Hafiza en Afganistán era muy diferente a la precariedad que enfrenta ahora. Recuerda con nostalgia su hogar, una casa de cuatro pisos donde su madre era profesora y todos sus hijos tenían acceso a la educación. La llegada de los talibanes cambió drásticamente su vida. Las amenazas comenzaron a llegar, y la familia se vio obligada a huir para salvar sus vidas. Hafiza se convirtió en una figura reconocida en los medios, hablando sobre la situación de las mujeres en Afganistán, lo que atrajo la atención de los talibanes y puso a su familia en peligro.
La situación en Pakistán, donde se encuentran los hermanos de T., es igualmente alarmante. Este país ha sido un refugio para muchos afganos, pero las tensiones entre ambos países han aumentado, y el gobierno pakistaní ha intensificado las deportaciones. T. relata cómo su hermano fue detenido en su hogar y obligado a pagar un soborno solo por ser afgano. «No pueden trabajar en Pakistán porque saben que son afganos», explica T., visiblemente agotada por la carga emocional que lleva sobre sus hombros.
A pesar de las adversidades, la familia ha encontrado algo de apoyo en la comunidad de Ordis. T. menciona que la gente del pueblo ha sido amable y solidaria, lo que les ha brindado un respiro en medio de su lucha. Sin embargo, el deseo de reunirse con sus seres queridos sigue siendo su principal motivación. «Solo queremos estar juntos», dice Hafiza, expresando el anhelo de una familia unida y segura.
La situación de Hafiza y su familia es un recordatorio de la complejidad de la crisis de refugiados afganos y de la necesidad urgente de soluciones efectivas. La burocracia y la falta de respuesta por parte de las autoridades españolas han dejado a muchas familias en una situación de vulnerabilidad extrema. La petición de Hafiza y T. es clara: que se resuelva de forma urgente la solicitud de asilo para sus hermanos, para que puedan escapar de la angustia y el riesgo que enfrentan en Pakistán. Cada día que pasa sin una respuesta es un día más de incertidumbre y sufrimiento para esta familia que solo busca la oportunidad de vivir en paz y reunirse con sus seres queridos.