La relación entre los políticos y la Constitución en España ha sido objeto de debate y controversia en los últimos años. La interpretación de la Carta Magna no solo depende de los magistrados del Tribunal Constitucional, sino que también está influenciada por las decisiones y declaraciones de los gobernantes. Esta dinámica ha llevado a una serie de interpretaciones que, en ocasiones, parecen ajustarse más a los intereses políticos que a los principios constitucionales establecidos.
### La Doctrina Constitucional y su Manipulación
La doctrina constitucional en España ha sido comparada con la literatura fantástica, donde los actores principales son los políticos que, a menudo, se convierten en los propios intérpretes de la ley. Esta situación se ha visto acentuada por la actual mayoría política en el Tribunal Constitucional, que ha emitido sentencias que algunos consideran creativas, como el caso de los ERE en Andalucía. Sin embargo, el problema no radica únicamente en el Tribunal, sino en cómo los gobernantes utilizan la Constitución para legitimar sus acciones.
El presidente del Gobierno ha hecho declaraciones que sugieren una interpretación flexible de la Constitución, como cuando afirmó que «la Constitución puede tener matices». Este tipo de afirmaciones generan inquietud, ya que implican que los gobernantes pueden decidir qué aspectos de la Constitución son relevantes y cuáles pueden ser ignorados. Esta práctica se asemeja a un luteranismo a la carta, donde los políticos se convierten en exégetas selectivos, eligiendo qué preceptos constitucionales aplicar según les convenga.
La pandemia de COVID-19 trajo consigo un nuevo término: «cogobernanza», que se ha utilizado para describir la gestión compartida entre el Gobierno central y las comunidades autónomas. Sin embargo, este concepto no se encuentra en la Constitución, lo que plantea interrogantes sobre su validez y aplicación. La cogobernanza ha sido celebrada por algunas autonomías, especialmente aquellas con un enfoque nacionalista, que confunden el autogobierno con la soberanía. Esta confusión ha llevado a una interpretación de la Constitución que no se alinea con su texto original, creando un ambiente de incertidumbre sobre la jerarquía de poderes en el país.
### La Crisis de la Gestión Política y sus Consecuencias
La reciente crisis del apagón eléctrico en España ha puesto de manifiesto las tensiones entre el Gobierno central y las comunidades autónomas. En este contexto, se ha observado cómo algunos presidentes autonómicos, como Juanma Moreno en Andalucía, han intentado capitalizar la situación para fortalecer su imagen política. La gestión de la crisis ha sido un claro ejemplo de la cogobernanza reversible, donde las responsabilidades se trasladan entre el Gobierno central y las autonomías según convenga a los intereses políticos de cada uno.
La situación en Andalucía es particularmente reveladora. A pesar de que las encuestas indican que el Partido Popular (PP) mantendrá su hegemonía en las próximas elecciones, la falta de reformas significativas y la dependencia de la imagen pública de Moreno Bonilla plantean interrogantes sobre la sostenibilidad de su liderazgo. La gestión de crisis, como el reciente apagón, ha llevado a un cambio de postura por parte de Moreno Bonilla, quien inicialmente exigió al Gobierno central que asumiera el control de la situación, solo para luego volver a tomar las riendas una vez que la crisis se había mitigado.
Este tipo de comportamiento refleja un miedo inherente entre los líderes políticos a que una crisis pueda erosionar su apoyo popular. La percepción de que los ciudadanos esperan transparencia y capacidad de resolución de crisis es fundamental. Sin embargo, la tendencia a endosar responsabilidades a otros, en lugar de asumirlas, puede resultar contraproducente a largo plazo. La gestión de crisis no puede basarse únicamente en la imagen o en la narrativa política, sino que debe centrarse en la efectividad y en la capacidad de respuesta ante situaciones adversas.
La relación entre los políticos y la Constitución en España está marcada por una interpretación selectiva y a menudo conveniente. La falta de un marco claro y la confusión en torno a conceptos como la cogobernanza han llevado a una situación en la que los principios constitucionales pueden ser manipulados para servir a intereses políticos. La necesidad de una gestión política más transparente y responsable es evidente, y los ciudadanos deben exigir a sus gobernantes que actúen en conformidad con la Constitución, en lugar de utilizarla como una herramienta para justificar decisiones que pueden no estar alineadas con su espíritu original.