En el contexto de la guerra civil siria, la comunidad drusa de Sueida se encuentra en una situación compleja y delicada. Desde la caída del régimen de Bashar al Asad, la milicia Al Jabal ha crecido significativamente, pasando de 2,000 a 7,000 miembros en un corto período. Este aumento se debe a la necesidad de proteger su enclave, que es el más importante de la comunidad drusa en Oriente Medio. Fadi Azzam, líder de la sección militar del movimiento, afirma que la gente ya no teme a la represión, lo que ha llevado a un aumento en el número de voluntarios dispuestos a unirse a la causa. Sin embargo, la desaparición del dictador y el ascenso de los islamistas de la Organización para la Liberación del Levante (HTS) han creado un nuevo panorama político que complica la situación de los drusos.
La comunidad drusa, que tiene sus raíces en Egipto, se trasladó hace más de mil años al Levante del Mediterráneo, estableciéndose en comunidades cerradas en lo que hoy son Líbano, Israel y Siria. Su fe, envuelta en un misticismo particular, se caracteriza por un secretismo que limita el acceso a sus preceptos sagrados solo a aquellos que son considerados “sabios”. Culturalmente, los drusos se diferencian de las corrientes más conservadoras del islam, ya que en Sueida es común ver a mujeres sin velo y licorerías que ofrecen vino local, una imagen que contrasta con la creciente conservadurización de Damasco.
El nuevo gobierno de HTS ha hecho un llamado a la integración de los drusos en la nueva era del país, incluso nombrando a un miembro de esta comunidad, Amjad Bader, como ministro de Agricultura. Sin embargo, la situación es más complicada de lo que parece. La creación de nuevas milicias en Sueida que buscan la intervención israelí refleja la desesperación de algunos jóvenes drusos ante la inestabilidad del país. El Consejo Militar de Sueida, liderado por un desertor del ejército de Bashar, ha solicitado la cooperación de Estados Unidos e Israel para lograr una independencia de Damasco. Esta situación ha llevado a muchos a cuestionar las verdaderas intenciones de los actores externos en la región.
La influencia de Israel en la comunidad drusa es un tema delicado. Beniamín Netanyahu ha expresado su apoyo a los drusos de Siria, prometiendo protegerlos. Sin embargo, críticos como Bashar Sarawy, miembro del Movimiento Político de la Juventud de Siria, argumentan que el interés de Netanyahu no es genuino y que su objetivo es desestabilizar aún más la región. Según Sarawy, Israel está utilizando el dinero como un medio para atraer a los drusos, quienes, en su mayoría, solo buscan sobrevivir en un país devastado por la guerra. La falta de servicios básicos, como la electricidad, y la inflación que afecta el acceso a alimentos son problemas cotidianos que enfrentan los drusos en Sueida.
La comparación con los drusos del Golán, que viven bajo la administración israelí desde 1967, también juega un papel importante en la percepción de la comunidad. Muchos jóvenes drusos sienten envidia de las condiciones de vida de sus hermanos en el Golán, lo que alimenta el deseo de buscar una mejor calidad de vida, incluso si eso significa considerar la posibilidad de integrarse en Israel. Sin embargo, algunos líderes religiosos en el Golán, como un jeque que prefiere permanecer en el anonimato, enfatizan su identidad siria y advierten sobre las dificultades de vivir en un sistema que discrimina a las minorías.
La situación de los drusos en Líbano es diferente. A pesar de ser solo el 5% de la población, tienen un peso significativo en la política del país. Farid el Ammouri, el alcalde más joven de Líbano, destaca que el apego a la tierra es lo que distingue a los drusos de otras comunidades religiosas. A lo largo de los siglos, han mantenido su presencia en las montañas, independientemente de los cambios políticos que han ocurrido a su alrededor. Esta resiliencia es un testimonio de su identidad y su deseo de permanecer en su tierra, sin importar las fronteras que se tracen entre Siria e Israel.
La comunidad drusa se encuentra en una encrucijada, enfrentando decisiones difíciles sobre su futuro en un contexto de inestabilidad y cambio. La búsqueda de identidad, seguridad y pertenencia es un desafío constante en un entorno donde las lealtades son puestas a prueba y las influencias externas juegan un papel crucial. A medida que la situación en Siria continúa evolucionando, los drusos de Sueida deben navegar entre la resistencia a la opresión y la tentación de buscar nuevas alianzas que podrían cambiar su destino.