La degradación del suelo es un fenómeno que afecta a millones de personas en todo el mundo, y su impacto se siente de manera aguda en la agricultura y la seguridad alimentaria. Según un reciente informe de la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), alrededor de 1.700 millones de personas viven en áreas donde los rendimientos de los cultivos están disminuyendo debido a la degradación del suelo provocada por actividades humanas. Este problema, que a menudo se pasa por alto, se ha convertido en una crisis silenciosa que amenaza no solo la productividad agrícola, sino también la salud de los ecosistemas y la calidad de vida de las comunidades rurales.
**Impacto de la Degradación del Suelo en la Población**
El informe de la FAO destaca que la degradación del suelo no es solo un problema ambiental, sino que tiene repercusiones directas en la seguridad alimentaria y en los medios de vida de las personas que dependen de la agricultura. Se estima que, de los 1.700 millones de afectados, 47 millones son niños menores de cinco años que sufren retraso en el crecimiento, una condición que puede tener efectos duraderos en su desarrollo físico y cognitivo.
Los países asiáticos son los más vulnerables a esta crisis, debido a su alta densidad poblacional y a la acumulación de deuda de degradación. La FAO señala que la degradación del suelo se manifiesta a través de diversas causas, tanto naturales como humanas. Entre las causas naturales se encuentran la erosión y la salinización, mientras que las prácticas humanas, como la deforestación, el sobrepastoreo y las técnicas agrícolas insostenibles, están exacerbando el problema.
La degradación del suelo se define como un declive a largo plazo en la capacidad del suelo para ofrecer funciones y servicios ecosistémicos esenciales. Esto no solo afecta la producción de alimentos, sino que también compromete la biodiversidad y la salud de los ecosistemas. La pérdida de suelo fértil puede llevar a una menor producción agrícola, lo que a su vez puede resultar en un aumento de la inseguridad alimentaria y la pobreza en las comunidades rurales.
**Prácticas Sostenibles para la Restauración del Suelo**
La FAO propone que la implementación de prácticas agrícolas sostenibles puede ser una solución viable para mitigar los efectos de la degradación del suelo. Entre estas prácticas se incluyen la rotación de cultivos y el uso de cultivos de cobertura, que ayudan a preservar la salud del suelo, reducir la erosión y fomentar la biodiversidad. Estas técnicas no solo pueden restaurar la capacidad productiva del suelo, sino que también tienen el potencial de alimentar a 154 millones de personas adicionales cada año.
El informe SOFA 2025 aboga por la adopción de estrategias integradas de uso de la tierra y políticas que fomenten la sostenibilidad. Esto incluye medidas regulatorias que controlen la deforestación, así como programas basados en incentivos que promuevan prácticas agrícolas responsables. La FAO enfatiza la importancia de crear entornos propicios que apoyen la inversión a largo plazo y la innovación en el sector agrícola.
La gestión sostenible de la tierra es esencial para enfrentar los desafíos que plantea la degradación del suelo. Se requiere un enfoque colaborativo que involucre a gobiernos, comunidades locales y organizaciones internacionales para desarrollar soluciones efectivas. La responsabilidad compartida en la gestión de los recursos naturales es clave para garantizar un futuro sostenible para la agricultura y la seguridad alimentaria.
En resumen, la degradación del suelo es un problema complejo que requiere atención urgente. Las prácticas agrícolas sostenibles y la implementación de políticas adecuadas son fundamentales para restaurar la salud del suelo y asegurar la producción de alimentos en el futuro. La FAO nos recuerda que estas cifras no son solo estadísticas, sino oportunidades reales para fortalecer la seguridad alimentaria y construir sistemas agroalimentarios más resilientes.
