La crianza de los hijos en la era digital presenta desafíos únicos, especialmente cuando se trata de gestionar el tiempo que los niños pasan frente a las pantallas. Milena González, psicóloga especializada en infancia y crianza, ha compartido valiosas reflexiones sobre este tema, destacando la importancia de establecer límites de manera afectuosa y respetuosa. En su reciente publicación en Instagram, González abordó un escenario cotidiano que muchos padres enfrentan: la dificultad de hacer que los niños dejen de ver televisión.
### La Dificultad de Apagar la Televisión
González enfatiza que pedir a un niño que apague la televisión de manera abrupta puede generar una gran desregulación emocional. Este tipo de situaciones no solo provoca frustración en el niño, sino que también puede llevar a conflictos innecesarios entre padres e hijos. La experta sugiere que, en lugar de ceder ante el enfado del pequeño, los adultos deben mantenerse firmes y claros en su decisión, pero siempre desde un lugar de afecto y respeto.
«Mantener nuestra compostura como adultos es la parte más difícil cuando no nos sentimos escuchados por ellos», explica González. La clave, según ella, radica en la autorregulación emocional del adulto, que permite abordar la situación con calma y serenidad. Esto no solo ayuda a que el niño acepte la decisión de apagar la televisión, sino que también les enseña a manejar sus propias emociones.
La psicóloga también comparte algunos consejos prácticos para facilitar este proceso. Por ejemplo, establecer un tiempo límite para ver televisión antes de que comience el programa puede ayudar a los niños a prepararse mentalmente para el cambio. Además, ofrecer alternativas atractivas, como leer un libro juntos o jugar a un juego, puede hacer que el momento de apagar la televisión sea menos conflictivo.
### La Importancia de Establecer Límites
González señala que muchos padres de la actualidad están aprendiendo que establecer límites no significa ser autoritarios. Por el contrario, los límites pueden ser una forma de brindar seguridad y amor a los niños. «No es necesario herir para enseñar ni ser rígido para aprender», afirma. Esta perspectiva es fundamental en la crianza consciente, donde el objetivo es fomentar un apego seguro y una comunicación abierta.
La especialista también menciona que la sociedad tiende a clasificar a los niños según su comportamiento, a menudo etiquetándolos como «difíciles». Sin embargo, ella sostiene que no existen niños difíciles, sino temperamentos que no han sido comprendidos. Cada niño tiene una forma única de sentir y reaccionar ante el mundo, y es esencial que los padres aprendan a observar y entender estas diferencias.
Los comentarios de los seguidores de González en sus redes sociales reflejan la relevancia de su mensaje. Muchos padres comparten sus experiencias y agradecen los consejos que les ayudan a manejar situaciones similares en sus hogares. La crianza consciente no solo se trata de establecer reglas, sino de construir una relación basada en la confianza y el respeto mutuo.
En un mundo donde la tecnología está omnipresente, es crucial que los padres se sientan empoderados para guiar a sus hijos en el uso responsable de las pantallas. Esto implica no solo establecer límites, sino también educar sobre el contenido que consumen y fomentar actividades que promuevan el desarrollo integral del niño.
La crianza consciente implica un compromiso continuo por parte de los padres para aprender y adaptarse a las necesidades de sus hijos. Al hacerlo, no solo ayudan a sus hijos a desarrollar habilidades emocionales y sociales, sino que también fortalecen el vínculo familiar. La comunicación abierta y el entendimiento mutuo son pilares fundamentales en este proceso.
En resumen, la gestión del tiempo de pantalla en los niños es un desafío que requiere paciencia, empatía y estrategias efectivas. Milena González ofrece un enfoque que prioriza la comprensión y el respeto, lo que puede transformar la experiencia de la crianza en un viaje más armonioso y enriquecedor para toda la familia. Al final del día, el objetivo es criar niños felices y emocionalmente saludables que sepan manejar sus emociones y relaciones de manera efectiva.