El próximo viernes, Barcelona se convertirá en el escenario de una de las conferencias más esperadas y, a la vez, más tensas en el ámbito político español. El ministro de Política Territorial, Ángel Víctor Torres, anunció que el orden del día de la conferencia de presidentes incluirá un total de 14 temas, en lugar de los seis inicialmente previstos. Este cambio ha sido impulsado por la presión ejercida por el Partido Popular (PP), que amenazó con boicotear el encuentro si no se aceptaban sus propuestas. A pesar de la inclusión de estos temas, se anticipa que los acuerdos serán escasos, lo que plantea interrogantes sobre la efectividad de este tipo de reuniones.
La conferencia contará con la participación de Pedro Sánchez, presidente del Gobierno, y los presidentes de las 19 comunidades y ciudades autónomas. La inauguración del evento estará a cargo de los Reyes de España, lo que añade un componente ceremonial a una jornada que promete ser densa y cargada de debates. Sin embargo, el clima de tensión es palpable, especialmente con la amenaza de manifestaciones por parte del PP, que se llevarán a cabo 36 horas después de la conferencia.
### Un Orden del Día Controversial
El orden del día de la conferencia abarca una amplia gama de temas, desde políticas de vivienda y financiación de la educación y sanidad públicas, hasta la reforma del sistema de financiación autonómica y la política migratoria. La inclusión de la “lucha contra la inquiocupación”, una propuesta del PP, ha sido uno de los puntos más discutidos. La portavoz del Gobierno, Pilar Alegría, ha asegurado que se incluirán todos los temas propuestos por el PP, incluso en su “absoluta literalidad”. Sin embargo, también ha expresado dudas sobre la viabilidad de un orden del día tan extenso y ha insinuado que podría ser una estrategia del PP para dificultar el diálogo.
La situación se complica aún más por la falta de confianza entre las partes. Desde la Moncloa, se reconoce que hay “poca esperanza” de alcanzar acuerdos significativos con los líderes autonómicos del PP. La dinámica de la conferencia se ve afectada por la inminente manifestación del PP en Madrid, que se presenta como una respuesta a las políticas del Gobierno y una forma de presión política. En este contexto, el Gobierno ha decidido aceptar todas las propuestas del PP para evitar excusas que puedan deslegitimar el encuentro.
### La Estrategia del PP y la Respuesta del Gobierno
El PP ha adoptado una postura desafiante, afirmando que ha logrado “doblar el brazo” al Gobierno al conseguir que se incluyan sus prioridades en el orden del día. Miguel Tellado, portavoz del PP, ha declarado que los líderes autonómicos de su partido no asistirán a la conferencia para simplemente respaldar las decisiones de Sánchez. Esta actitud ha sido interpretada como un intento de marcar la agenda política y demostrar que el PP tiene voz y voto en los asuntos que afectan a las comunidades autónomas.
Alberto Núñez Feijóo, líder del PP, ha elevado la presión sobre el Gobierno al acusarlo de tratar la conferencia como una reunión de “federaciones territoriales socialistas”. Esta retórica busca posicionar al PP como un defensor de los intereses autonómicos frente a un Gobierno que, según ellos, actúa de manera unilateral. La amenaza de no asistir a la conferencia ha sido una táctica que, finalmente, ha dado sus frutos, ya que el Gobierno ha accedido a las demandas del PP.
La portavoz de Vox, Pepa Millán, ha criticado la decisión del PP de asistir a la conferencia mientras se prepara una manifestación en contra del Gobierno, acusando a los líderes del PP de incoherencia. Esta situación refleja la complejidad del panorama político actual, donde las alianzas y las tensiones entre partidos juegan un papel crucial en la configuración de la agenda política.
La conferencia de presidentes se presenta, por tanto, como un evento cargado de simbolismo y de tensiones políticas. A pesar de la inclusión de todos los temas solicitados por el PP, la falta de confianza y la polarización política podrían limitar la efectividad de este encuentro. La jornada en Barcelona no solo será un espacio para el diálogo, sino también un campo de batalla donde se disputan no solo políticas, sino también narrativas y legitimidades en el contexto político español.