La situación política en España, especialmente en lo que respecta a Catalunya, se ha vuelto cada vez más compleja en los últimos años. La formación política Junts, liderada por Carles Puigdemont, ha adoptado una postura firme en relación con la negociación de los presupuestos generales del Estado para 2026. Según Junts, el Gobierno debe primero «pagar lo que debe a Catalunya» antes de entablar cualquier conversación sobre el futuro financiero del país. Esta exigencia se basa en un análisis detallado de la ejecución presupuestaria en Catalunya, que ha dejado al descubierto un déficit significativo en la inversión estatal en la región.
La falta de ejecución de los presupuestos en Catalunya ha sido un tema recurrente en la agenda política. Desde 2015, Junts sostiene que el Estado no ha ejecutado aproximadamente 6.255 millones de euros en inversiones prometidas. Este déficit no solo afecta a la economía catalana, sino que también ha generado un sentimiento de agravio comparativo con otras comunidades autónomas, especialmente con Madrid. En contraste con Catalunya, donde la ejecución presupuestaria ha sido notablemente baja, Madrid ha superado las expectativas de ejecución en varias ocasiones, alcanzando cifras como el 212% en 2023.
La disparidad en la ejecución presupuestaria es un punto crítico en la argumentación de Junts. En 2023, por ejemplo, se presupuestaron 2.276 millones para Catalunya, pero solo se ejecutaron 1.028 millones. En años anteriores, la situación no fue mejor: en 2022 se ejecutó el 43% de lo presupuestado; en 2021, el 36%; y en 2020, el 73%. Estas cifras han llevado a Junts a afirmar que los catalanes han dejado de percibir un 42% de lo que deberían haber recibido, lo que equivale a 13.784 millones presupuestados entre 2015 y 2023, de los cuales solo se han ejecutado 7.528 millones.
### La Estrategia de Junts en la Negociación
La estrategia de Junts es clara: no se sentarán a negociar los presupuestos de 2026 si no se cumplen las obligaciones financieras previas. Esta postura fue reafirmada por el portavoz económico de Junts en el Congreso, Josep Maria Cruset, quien advirtió que la falta de cumplimiento con Catalunya sería un obstáculo insalvable para la aprobación de futuros presupuestos. En 2024, la negativa de Junts a aprobar el objetivo de déficit llevó a la retirada del proyecto presupuestario, lo que demuestra el poder que esta formación tiene en el actual panorama político.
El Gobierno, por su parte, ha intentado justificar la falta de ejecución presupuestaria en Catalunya argumentando que las comunidades autónomas han recibido más recursos que nunca. En julio, se aprobó un real decreto-ley que contempla 147.412 millones en entregas a cuenta para las comunidades autónomas, un aumento del 9,5% respecto al año anterior. Sin embargo, Junts considera que estos recursos no se traducen en inversiones efectivas en Catalunya, lo que ha llevado a un estancamiento en las negociaciones.
A pesar de la falta de diálogo entre el Gobierno y Junts, la presión sobre el Ejecutivo para abordar las demandas catalanas sigue aumentando. La relación entre ambas partes ha sido tensa, y la falta de comunicación ha exacerbado las diferencias. Hasta el momento, el Gobierno no ha contactado con Junts para discutir el proyecto de ley presupuestario ni los objetivos de déficit, lo que podría complicar aún más la situación.
### Incumplimientos y Demandas de Junts
Además de las cuestiones financieras, Junts ha señalado otros incumplimientos por parte del Gobierno que han contribuido a la desconfianza entre ambas partes. Entre las demandas más relevantes se encuentran la oficialidad del catalán en la Unión Europea, la falta de reuniones entre Pedro Sánchez y Carles Puigdemont, y el déficit de inversiones en Catalunya. Sin embargo, hay una serie de medidas más concretas que han quedado estancadas y que no reciben la atención mediática que merecen.
Entre estas medidas se encuentran la publicación de las balanzas fiscales, que ha estado pendiente durante casi dos años; la desclasificación de documentos relacionados con los atentados del 17-A; y la garantía de atención en catalán en las líneas ferroviarias que atraviesan Catalunya. También se han planteado cuestiones como la creación de un aval estatal para casos de impago de alquiler, la inclusión de la patronal catalana en el Consejo Económico y Social, y la activación de recursos económicos para personas con ELA.
La falta de progreso en estas áreas ha llevado a Junts a adoptar una postura más firme en las negociaciones. La formación ha dejado claro que no se conformará con promesas vacías y que exigirá un cumplimiento real de los acuerdos alcanzados. La situación actual refleja un momento crítico en la política española, donde las tensiones entre el Gobierno y las comunidades autónomas, especialmente Catalunya, están en su punto más alto.
La presión sobre el Gobierno para abordar estas cuestiones es palpable, y la falta de acción podría tener repercusiones significativas en la estabilidad política del país. La relación entre Junts y el Gobierno de Pedro Sánchez es un claro ejemplo de cómo las diferencias en la ejecución presupuestaria y el cumplimiento de acuerdos pueden afectar la gobernabilidad y la cohesión territorial en España. A medida que se acercan las negociaciones para los presupuestos de 2026, será crucial observar cómo se desarrollan estos acontecimientos y si se logra un entendimiento que beneficie a todas las partes involucradas.