La reciente reunión entre el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, y el líder chino, Xi Jinping, ha marcado un hito en las relaciones bilaterales entre ambos países. Celebrada en Pekín, esta cumbre se enmarca en un contexto internacional complejo, donde la guerra comercial entre Estados Unidos y China ha generado tensiones globales. Sánchez ha enfatizado la importancia de establecer relaciones «sólidas y equilibradas» entre China y la Unión Europea, destacando que la política exterior de España busca el entendimiento y la cooperación, no la confrontación.
Durante el encuentro, Xi Jinping subrayó que en tiempos de incertidumbre internacional, es crucial mantener buenas relaciones con España. Esta afirmación resalta el papel estratégico que España puede jugar como intermediario entre China y la UE, especialmente en un momento en que las tensiones entre Washington y Pekín están en aumento. Sánchez, por su parte, ha defendido que fortalecer los lazos con China no compromete la relación transatlántica con Estados Unidos, un punto que ha sido objeto de debate en la política española.
El presidente español ha declarado que «el mundo necesita que tanto China como Estados Unidos hablen», sugiriendo que el diálogo es esencial para mitigar las tensiones comerciales. Esta postura refleja un enfoque pragmático, donde se busca un equilibrio entre las relaciones con potencias globales, sin sacrificar los intereses nacionales. En este sentido, Sánchez ha reiterado que la política exterior de su gobierno es coherente con la de administraciones anteriores, independientemente de su signo político.
La cumbre también ha servido para reafirmar la asociación estratégica integral entre España y China, que se formalizó hace 20 años. Sánchez ha transmitido a Xi un saludo de los Reyes de España, quienes han sido invitados a realizar una visita de Estado a China, un gesto que simboliza el respeto y la amistad entre ambas naciones. Este encuentro ha sido considerado por muchos como uno de los más significativos en la historia reciente de las relaciones hispano-chinas, dado el contexto de la guerra comercial y la búsqueda de nuevas alianzas.
En su discurso, Sánchez ha enfatizado que España es un país profundamente europeísta que ve a China como un socio, no como un competidor. Esta visión se alinea con la estrategia de la UE de buscar un enfoque más equilibrado en sus relaciones comerciales con China, promoviendo el diálogo y la reciprocidad. El presidente español ha subrayado que «una Europa fuerte contribuye a la estabilidad y a la prosperidad mundial», lo que implica que el fortalecimiento de las relaciones con China debe ir de la mano con la defensa de los valores europeos.
Además, Sánchez ha abordado temas globales urgentes, como la emergencia climática, la pobreza y el acceso a la financiación para los países más vulnerables. Ha instado a la comunidad internacional a actuar de manera conjunta y decidida para enfrentar estos desafíos, destacando que la cooperación entre naciones es esencial para lograr un desarrollo sostenible y equitativo.
La reunión concluyó con un almuerzo de trabajo entre ambos líderes, donde se discutieron posibles áreas de colaboración futura. Sánchez se trasladará posteriormente al Gran Palacio del Pueblo para reunirse con el primer ministro chino, Li Qiang, en uno de los últimos actos de su visita oficial. Este viaje a China, el tercero de Sánchez en dos años, refleja un compromiso continuo por parte del Gobierno español para fortalecer los lazos con el gigante asiático, en un momento en que el mundo enfrenta desafíos sin precedentes.
En resumen, la reunión entre Sánchez y Xi no solo ha sido un paso hacia el fortalecimiento de las relaciones bilaterales, sino también un intento de España por posicionarse como un actor clave en el diálogo entre China y la UE. A medida que las tensiones globales continúan, la búsqueda de un enfoque equilibrado y colaborativo se vuelve más relevante que nunca.