El consumo de agua en la producción de frutas y verduras destinadas a la exportación en España ha alcanzado cifras alarmantes, duplicando el total de agua consumida por todos los hogares españoles en 2024. Este dato proviene de un informe presentado por una organización ecologista que ha puesto de manifiesto el impacto social y ambiental del modelo agroindustrial español. En un contexto de creciente escasez hídrica, este modelo no solo está exportando productos agrícolas, sino también miles de millones de litros de agua, lo que plantea serias preguntas sobre la sostenibilidad de esta práctica.
La huella hídrica de las exportaciones agrícolas en España ha alcanzado los 4.613 hectómetros cúbicos (hm3) de agua, lo que equivale a la mitad del caudal anual del río Ebro, el más caudaloso del país. Este dato es especialmente preocupante en un año marcado por la sequía, donde las regiones productoras, como Almería, Comunidad Valenciana, Andalucía, Catalunya y la Región de Murcia, son las más afectadas por la desertificación. La investigación ha revelado que la producción de frutas requiere más agua que la de hortalizas, con un 66% de la huella hídrica exportada correspondiente a frutas, mientras que las hortalizas representan solo el 18%.
### La Desigualdad en la Distribución del Agua
La situación se agrava aún más al observar que los principales destinos de estas exportaciones son países como Alemania, Francia, Italia y Reino Unido. Alemania, por ejemplo, recibe el equivalente a más de la mitad del agua consumida por los hogares españoles en un año. Esta dinámica no solo refleja un problema de gestión del agua, sino también una desigualdad en la distribución de recursos, donde las grandes macroexplotaciones agrícolas, muchas veces sustentadas por fondos de inversión, acaparan el agua y desplazan a pequeños y medianos agricultores.
Julio Barea, responsable de la campaña de Agua de la organización ecologista, ha señalado que el problema radica en la concentración de recursos en manos de unos pocos, lo que genera un impacto ambiental y social significativo. En un país que enfrenta cada vez más sequías y olas de calor, la exportación de agua para el enriquecimiento de unos pocos es insostenible. Esta situación ha llevado a la pérdida de alrededor de 287.000 puestos de trabajo en pequeñas explotaciones en la última década, lo que representa casi la mitad de su mano de obra. Mientras tanto, las grandes fincas de más de 50 hectáreas han aumentado considerablemente, ocupando cerca del 73% de toda la superficie agraria utilizada en España.
### Propuestas para un Futuro Sostenible
Ante esta problemática, la organización ecologista ha propuesto varias medidas para abordar la crisis del agua en el sector agrícola. Una de las principales propuestas es reconocer el agua como un derecho humano y un bien común, en lugar de tratarlo como una mercancía. Esto implica garantizar que la alimentación sea un derecho y no un negocio, así como limitar el uso y la exportación indirecta de agua mediante cultivos intensivos.
Además, se sugiere establecer una reasignación justa del recurso hídrico que priorice a la agricultura familiar y sostenible. También se plantea la necesidad de cumplir estrictamente la Directiva de Nitratos para frenar la contaminación y asegurar que la modernización de regadíos no implique un aumento en la producción. La transparencia y la participación ciudadana en la gestión del agua son otros aspectos cruciales que deben ser considerados.
La próxima semana, se llevará a cabo la feria Fruit Attraction, donde se reunirán representantes del sector agroindustrial y diversas administraciones. Greenpeace confía en que este evento sirva como un espacio para reflexionar sobre el reparto justo del agua y la necesidad de adoptar un modelo agrícola que proteja tanto al medio ambiente como a los pequeños agricultores. La situación actual exige una revisión profunda del modelo agroindustrial en España, donde la sostenibilidad y la equidad deben ser prioridades para garantizar un futuro viable para todos.