El verano de 2025 ha dejado una huella significativa en la percepción de la imagen corporal, especialmente en el mundo de las celebridades. Este fenómeno, que muchos han denominado como el verano de los cuerpos menguantes, ha sido marcado por la aparición de figuras públicas que han experimentado notables transformaciones físicas. Desde Serena Williams, quien ha promocionado un nuevo medicamento GLP-1 tras perder 14 kilos, hasta Dwayne Johnson, que ha mostrado un cuerpo más estilizado en el Festival de Cine de Venecia, la narrativa sobre la delgadez ha cobrado un protagonismo sin precedentes. Esta tendencia no solo afecta a las mujeres, sino que también ha comenzado a impactar a los hombres, quienes sienten la presión de ajustarse a un estándar de belleza cada vez más estricto.
La presión social para alcanzar un ideal de delgadez ha llevado a muchos a recurrir a métodos extremos para perder peso. La popularidad de los medicamentos GLP-1, originalmente diseñados para tratar la diabetes, ha aumentado considerablemente. Estos fármacos, que actúan como supresores del apetito, han sido adoptados por celebridades y personas comunes por igual, lo que ha generado un debate sobre la normalización de su uso. Activistas como Magda Piñeyro han señalado que el consumo de estos medicamentos no solo refleja una búsqueda de salud, sino que también se ha convertido en un símbolo de estatus social. En un contexto donde el acceso a estos tratamientos es limitado y costoso, su uso puede ser visto como una forma de ostentación.
La activista Virgie Tovar ha añadido que, en Estados Unidos, la facilidad de acceso a estos medicamentos, que no requieren receta médica, ha hecho que la delgadez sea más alcanzable que nunca. Sin embargo, advierte que la rápida pérdida de peso que estos fármacos pueden inducir puede tener consecuencias graves para la salud. La presión por encajar en un ideal de belleza que promueve la delgadez extrema puede llevar a situaciones de inanición y a problemas de salud a largo plazo.
El caso de Serena Williams ha sido especialmente controvertido. Como una de las atletas más reconocidas y admiradas, su decisión de perder peso y promocionar un medicamento para ello ha suscitado reacciones mixtas. Para muchas mujeres, especialmente aquellas de comunidades racializadas, la decepción es palpable. Williams ha sido un símbolo de empoderamiento y diversidad corporal, y su cambio de imagen puede ser interpretado como una traición a esos ideales. La presión que enfrenta, tanto por su éxito como por su apariencia, refleja una lucha más amplia en la que las mujeres, especialmente las de color, deben navegar en un mundo que a menudo las hipersexualiza y las juzga por su cuerpo.
La influencia de las celebridades en la percepción de la imagen corporal es innegable. Estudios han demostrado que la exposición constante a imágenes de cuerpos delgados puede afectar negativamente la autoestima y aumentar la ansiedad entre quienes las ven. La investigación realizada por un grupo de académicos españoles ha revelado que a mayor exposición a estos ideales de delgadez, menor es la autoestima de los individuos y mayor es su ansiedad. Esto es particularmente preocupante en un momento en que las redes sociales son una fuente constante de comparación y presión social.
La pandemia de COVID-19 ha exacerbado esta situación. Durante este período, se ha observado un aumento en los casos de trastornos de la conducta alimentaria (TCA), lo que indica que la presión por cumplir con estándares de belleza poco realistas ha tenido un impacto tangible en la salud mental de muchas personas. Fernando Fernández Aranda, director de la Unidad de TCA del Hospital de Bellvitge, ha señalado que el número de nuevos casos de TCA ha aumentado drásticamente desde el inicio de la pandemia, lo que sugiere que la búsqueda de la delgadez extrema se ha intensificado en tiempos de crisis.
La normalización de la delgadez extrema y el uso de medicamentos para perder peso plantea preguntas importantes sobre la salud y el bienestar. La narrativa que rodea a la delgadez como un ideal de belleza puede llevar a muchas personas a tomar decisiones perjudiciales para su salud. Activistas como Piñeyro abogan por un enfoque más inclusivo y saludable hacia la imagen corporal, enfatizando la importancia de aceptar la diversidad en todas sus formas. En un mundo donde la presión por encajar en un molde específico es abrumadora, es crucial fomentar un diálogo abierto sobre la salud, la aceptación y la belleza en todas sus manifestaciones.