La situación legal del expresidente catalán Carles Puigdemont ha tomado un giro inesperado, ya que el Tribunal Constitucional (TC) ha ajustado las expectativas sobre su posible regreso a España. Inicialmente, se esperaba que los recursos de amparo relacionados con el delito de malversación que enfrenta Puigdemont se resolvieran a finales de este año. Sin embargo, la lentitud del Tribunal Supremo y las recusaciones presentadas por el propio Puigdemont han complicado el panorama, extendiendo los plazos hasta el primer trimestre de 2026.
El presidente del TC, Cándido Conde-Pumpido, había manifestado su optimismo en que los recursos se resolverían antes de la llegada del otoño. Sin embargo, la realidad ha demostrado ser más compleja. La tramitación del recurso ha sido obstaculizada por la falta de resolución de un incidente de nulidad en el Tribunal Supremo, un paso previo necesario para que el TC pueda admitir a trámite los recursos de amparo. Esta situación ha generado incertidumbre no solo para Puigdemont, sino también para el Gobierno español, que depende del apoyo de su partido, Junts, para avanzar en la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado.
### La Dinámica del Tribunal Constitucional
El TC ha comunicado al Senado su próximo fin de mandato, lo que añade una capa adicional de presión al proceso. Conde-Pumpido, cuyo mandato expira el 17 de diciembre, ha visto cómo su nombramiento y el de otros magistrados dependen de un acuerdo entre el Partido Popular (PP) y el Partido Socialista Obrero Español (PSOE). Sin un pacto entre estas dos fuerzas políticas, el TC permanecerá con los mismos magistrados, lo que podría influir en la resolución de los recursos de amparo.
La falta de acuerdo entre el PP y el PSOE ha llevado a que el TC se mantenga en un estado de inacción, lo que podría tener repercusiones significativas en el futuro político de España. Junts ha dejado claro que no apoyará al Gobierno de Pedro Sánchez hasta que se cumplan los acuerdos previos, lo que complica aún más la situación. La presión sobre el Gobierno aumenta, ya que necesita el respaldo de Junts para avanzar en su agenda legislativa.
El TC se enfrenta a un calendario apretado, ya que el pleno del tribunal no podrá admitir a trámite los recursos de amparo de Puigdemont, Toni Comin y Lluis Puig hasta el 8 de octubre. Después de esa fecha, el tribunal se verá inmerso en la organización del VI Congreso de la Conferencia Mundial de Justicia Constitucional, que se celebrará en Madrid a finales de octubre. Este evento atraerá la atención internacional y podría desviar el enfoque del TC de los asuntos internos críticos.
### Implicaciones de la Amnistía y el Tribunal de Justicia de la Unión Europea
Una de las fechas clave para el TC será el 13 de noviembre, cuando el abogado general del Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) presentará sus conclusiones sobre las cuestiones prejudiciales relacionadas con la amnistía. Esta interpretación es crucial, ya que podría determinar si la amnistía propuesta por el Gobierno español infringe las directivas europeas sobre la protección de los intereses financieros de la Unión Europea, incluyendo la prevención del blanqueo de capitales.
El TC ha decidido esperar a las conclusiones del TJUE antes de avanzar en la tramitación de los recursos de amparo. Esta estrategia podría ser vista como una forma de alinearse con las normativas europeas y evitar posibles conflictos legales. Sin embargo, también plantea la posibilidad de que el TC se vea atrapado en un ciclo de dilación, lo que podría frustrar las expectativas de Puigdemont y sus seguidores.
Además, el tribunal ha dividido los recursos de amparo en dos bloques: uno para los procesados y otro para los condenados. Esta segmentación podría complicar aún más el proceso, ya que las decisiones sobre los recursos podrían no ser uniformes. Las fuentes cercanas al TC han indicado que podría surgir la necesidad de presentar una nueva cuestión prejudicial, lo que podría paralizar aún más la tramitación de los recursos.
La situación es aún más delicada debido a la composición del tribunal. Si se lleva al pleno una ponencia que no cuente con el apoyo de la mayoría progresista, podría ser necesario cambiar al ponente, lo que ralentizaría aún más la resolución de los recursos. Esta dinámica interna dentro del TC podría influir en la percepción pública y política del tribunal, así como en la confianza en su capacidad para manejar casos de alta relevancia política.
El futuro de Puigdemont y su regreso a España sigue siendo incierto. La combinación de la lentitud del Tribunal Supremo, las recusaciones y la falta de un acuerdo político entre el PP y el PSOE ha creado un escenario complicado. A medida que se acercan las fechas clave, tanto el TC como el Gobierno español se enfrentan a decisiones críticas que podrían tener un impacto duradero en la política española y en la relación entre Cataluña y el resto del país. La presión sobre el TC para actuar con rapidez y justicia es palpable, y el desenlace de esta situación podría redefinir el panorama político en España en los próximos años.