A partir del 12 de abril de 2026, la imagen de agentes de la Policía Nacional sellando pasaportes de ciudadanos extracomunitarios en los aeropuertos se convertirá en un recuerdo del pasado. Este cambio significativo se debe a la implementación del nuevo sistema de control fronterizo biométrico y automatizado de la Unión Europea, diseñado para registrar en tiempo real el rostro y las huellas dactilares de todos los viajeros no europeos que ingresen o salgan de un país miembro. Este avance promete hacer que el tránsito por las fronteras sea más fluido, según el Ministerio del Interior, aunque también plantea preocupaciones sobre la creación de una vasta base de datos accesible para los estados de la UE, destinada a combatir la inmigración irregular, el terrorismo y el crimen organizado.
La transición hacia este nuevo sistema no será inmediata. Los países de la UE tienen seis meses para probar el Sistema de Entrada y Salida (EES, por sus siglas en inglés) antes de su lanzamiento oficial. En España, se ha realizado una inversión de 83 millones de euros para adaptar todos los puestos fronterizos a los requisitos técnicos del EES. Las fronteras terrestres y aéreas ya están preparadas para comenzar a operar con este sistema, aunque su implementación será gradual. Los pasajeros de un vuelo que aterriza en el aeropuerto de Madrid-Barajas serán los primeros en experimentar este nuevo proceso, que incluye quioscos instalados antes de las puertas electrónicas de paso, donde los agentes de la Policía Nacional controlan a los viajeros.
El nuevo sistema no afectará a los ciudadanos del espacio Schengen, que incluye la mayoría de los países europeos, pero sí tendrá un impacto significativo en la gestión de las fronteras. La segunda fase de implementación se centrará en las fronteras terrestres, seguida de las marítimas. A medida que el sistema se implemente progresivamente, la base de datos europea comenzará a recopilar información de manera más eficiente. Esta base de datos permitirá a los gobiernos conocer no solo el número de personas que ingresan de manera irregular, sino también identificar a cada individuo por su nombre y apellido.
### La Importancia de la Base de Datos Biométrica
La creación de esta base de datos biométrica es un paso crucial en la lucha contra la inmigración irregular. Hasta ahora, las autoridades han tenido dificultades para cuantificar con precisión el número de personas que permanecen en el país de manera irregular. En España, se estima que alrededor de 700,000 personas se encuentran en esta situación, pero la falta de un sistema efectivo para rastrear entradas y salidas ha dificultado la obtención de cifras exactas.
Con el nuevo sistema EES, se podrá registrar de manera precisa cuándo un viajero ha expirado su visado sin salir del territorio europeo. Por ejemplo, si un ciudadano paraguayo entra a España con un visado de turista de 90 días y no sale, las autoridades podrán saber en tiempo real si ha superado su tiempo permitido. Esto representa un cambio significativo en la forma en que se gestionan las fronteras y se controla la inmigración.
Además, el sistema permitirá a las autoridades tener acceso inmediato a información sobre rechazos en frontera. Si un ciudadano es rechazado en Bruselas, por ejemplo, y luego intenta ingresar a España, las autoridades en el aeropuerto andaluz tendrán acceso a esa información en tiempo real, lo que facilitará la detección de intentos de entrada no autorizados.
### Desafíos y Consideraciones Éticas
A pesar de los beneficios que promete el nuevo sistema, también surgen preocupaciones sobre la privacidad y la seguridad de los datos. La creación de una base de datos biométrica que almacena información personal de millones de viajeros plantea interrogantes sobre cómo se protegerá esta información y quién tendrá acceso a ella. La posibilidad de que esta información sea utilizada de manera indebida o que caiga en manos equivocadas es un riesgo que no se puede ignorar.
Además, el endurecimiento de los controles fronterizos en Europa coincide con un contexto político en el que muchos países están adoptando posturas más restrictivas en materia de inmigración. Esto podría llevar a un aumento en la criminalización de la migración y a un mayor sufrimiento para aquellos que buscan refugio o una vida mejor en Europa. La implementación del sistema EES debe ser acompañada de un debate amplio sobre los derechos humanos y la dignidad de los migrantes.
La transición hacia un sistema de control fronterizo más eficiente y seguro es un objetivo legítimo, pero debe equilibrarse con la necesidad de proteger los derechos de las personas. La cooperación internacional y el respeto a los derechos humanos deben ser fundamentales en la implementación de cualquier sistema que afecte a la movilidad de las personas a través de las fronteras.
En resumen, la llegada del sistema biométrico y automatizado de control fronterizo en Europa representa un cambio significativo en la forma en que se gestionan las fronteras. Si bien promete mejorar la eficiencia y la seguridad, también plantea desafíos importantes que deben ser abordados con seriedad y responsabilidad. La forma en que se implementen estas tecnologías y se protejan los derechos de los individuos será crucial para determinar su éxito y aceptación en la sociedad.