La Organización de las Naciones Unidas (ONU) ha sido un pilar fundamental en la gobernanza global desde su creación en 1945. Sin embargo, en los últimos años, su relevancia ha sido cuestionada, especialmente en un contexto internacional marcado por el resurgimiento de nacionalismos y autoritarismos. Recientemente, en un debate celebrado en el Palau Macaya de Barcelona, se abordaron estas inquietudes y se discutieron las posibles reformas necesarias para revitalizar la ONU en un mundo que parece haber cambiado drásticamente desde su fundación.
### La Crisis del Multilateralismo y el Rol de la ONU
El conseller de Exteriors de Cataluña, Jaume Duch, planteó una inquietante pregunta sobre el futuro de la ONU: ¿estamos ante una crisis de la organización o ante una crisis más profunda sobre cómo hemos concebido el orden mundial en los últimos 80 años? Duch destacó que el multilateralismo, que ha sido la base de la cooperación internacional, parece estar en crisis. Esta afirmación se apoya en la observación de que potencias como Estados Unidos y Rusia han mostrado una creciente reticencia a participar en un sistema multilateral efectivo.
Los fenómenos emergentes como los nacionalismos identitarios y el autoritarismo desafían la narrativa del fin de la historia propuesta por Francis Fukuyama en 1992, que proclamaba el triunfo de la democracia liberal. Duch argumentó que, al llegar al primer cuarto del siglo XXI, la cantidad de democracias efectivas está disminuyendo, aunque el número de democracias nominales pueda permanecer constante. Esta situación plantea serias dudas sobre la capacidad de la ONU para cumplir con su misión original de promover la paz y la seguridad global.
Duch identificó tres crisis que afectan a la ONU:
1. **Crisis de financiación**: La falta de recursos económicos limita la capacidad de la organización para llevar a cabo sus funciones.
2. **Crisis organizativa**: Existe una percepción de falta de transparencia y de independencia en el funcionamiento de la ONU, lo que socava su credibilidad.
3. **Crisis del Consejo de Seguridad**: La ineficacia del Consejo de Seguridad, que se ve obstaculizada por el poder de veto de sus cinco miembros permanentes, limita la capacidad de la ONU para responder a las crisis globales de manera efectiva.
El director del Cidob, Pol Morillas, complementó esta visión al describir a la ONU como una «organización resiliente». Sin embargo, también advirtió que el mundo actual se caracteriza por una multipolaridad sin un verdadero multilateralismo. Las potencias globales, como Rusia, Estados Unidos y China, parecen haber perdido la fe en la ONU como un organismo de gobierno global, prefiriendo actuar en esferas de influencia en lugar de adherirse a un marco de cooperación internacional.
### La Necesidad de Reformas en la ONU
Ambos oradores coincidieron en que es imperativo llevar a cabo reformas en la ONU, un proceso que ha sido discutido durante décadas pero que aún no se ha materializado. Duch enfatizó que la organización carece de las herramientas necesarias para adaptarse a los nuevos desafíos globales. En este sentido, planteó la necesidad de replantear los principios que guían a la ONU, recordando que su propósito fundamental es «preservar a las generaciones futuras del flagelo de la guerra».
El conseller también hizo referencia a la famosa cita de Dag Hammarskjöld, exsecretario general de la ONU, quien afirmó que «las Naciones Unidas no se crearon para llevar a la humanidad al cielo, sino para evitar su caída al infierno». Esta perspectiva resalta la importancia de la ONU como un mecanismo de prevención de conflictos y promoción de la paz, más que como un ente idealista que busca la perfección en las relaciones internacionales.
Duch también abordó ejemplos contemporáneos que ilustran la falta de efectividad de la ONU. Mencionó la reciente ayuda condicionada de Donald Trump a Javier Milei, donde la asistencia económica a Argentina dependía de la victoria electoral del candidato ultraderechista. Este tipo de intervenciones pone de manifiesto cómo las dinámicas de poder en el ámbito internacional pueden socavar los principios de cooperación y respeto mutuo que la ONU busca promover.
Además, Duch criticó las políticas de presión arancelaria y el apoyo a fuerzas radicalizadas en Europa, sugiriendo que estas actitudes son más propias de un «patio de colegio» que de un sistema internacional basado en el respeto y la cooperación. En este contexto, Miquel Roca, presidente de Amics del País, abogó por la prevalencia de la palabra sobre la fuerza, enfatizando la necesidad de que la libertad prevalezca sobre el totalitarismo.
A pesar de los desafíos, Duch envió un mensaje de esperanza, afirmando que los principios de la ONU siguen siendo tan válidos hoy como lo fueron en 1945. Sin embargo, para que la organización pueda cumplir con su misión en el siglo XXI, es crucial que se realicen reformas significativas que le permitan adaptarse a un mundo en constante cambio. La ONU debe evolucionar para enfrentar los nuevos retos que plantea un orden internacional multipolar, donde las viejas dinámicas de poder ya no son suficientes para garantizar la paz y la seguridad global.
La discusión sobre el futuro de la ONU es más relevante que nunca, y es fundamental que los líderes mundiales reconozcan la importancia de revitalizar esta organización para enfrentar los desafíos del presente y del futuro. La ONU debe ser vista no solo como un organismo internacional, sino como un espacio donde se puedan construir soluciones colectivas a problemas globales, promoviendo un orden basado en el respeto mutuo y la cooperación internacional.
