La reciente escalada de tensiones en Oriente Medio ha puesto en el centro de atención el estrecho de Ormuz, un pasaje marítimo vital para el comercio mundial de petróleo y gas natural. Con el Parlamento de Irán votando a favor de cerrar este estratégico punto, los mercados globales se encuentran en un estado de alerta máxima. Este artículo explora las implicaciones de un posible cierre del estrecho y cómo podría afectar a la economía mundial.
**La Importancia del Estrecho de Ormuz**
El estrecho de Ormuz, que se extiende por 252 kilómetros de largo y 33 kilómetros de ancho en su punto más angosto, es un corredor crucial para el comercio energético. Aproximadamente el 20% del petróleo mundial, equivalente a unos 20 millones de barriles diarios, transita por estas aguas. Además, cerca de la mitad del gas natural que se comercia globalmente también pasa por este estrecho. Su ubicación al sur de Irán lo convierte en la única vía marítima desde el Golfo Pérsico hacia los océanos del mundo, lo que resalta su importancia estratégica no solo para Irán, sino para toda la economía global.
El reciente conflicto entre Irán e Israel, intensificado por el bombardeo de instalaciones nucleares iraníes por parte de Estados Unidos, ha llevado a un aumento de las tensiones en la región. La decisión del Parlamento iraní de votar a favor del cierre del estrecho podría ser un movimiento estratégico en este contexto. Sin embargo, la decisión final dependerá del Consejo Supremo de Seguridad Nacional de Irán, liderado por el ayatolá Alí Jamenei.
**Impacto Económico Global**
El posible cierre del estrecho de Ormuz tendría repercusiones significativas en la economía mundial. China, como uno de los principales importadores de petróleo iraní, se vería gravemente afectada. Aproximadamente el 50% del petróleo que importa proviene de Irán, lo que significa que cualquier interrupción en el suministro podría tener un impacto directo en su economía. Irónicamente, Irán también sufriría, ya que el 90% de su producción de petróleo se destina a la exportación, principalmente a China.
Los analistas del mercado ya han comenzado a prever un aumento en los precios del petróleo. Desde el 10 de junio, el precio del petróleo ha subido más de un 18%, y se estima que podría alcanzar los 100 dólares por barril si se produce el cierre del estrecho. Expertos de Citi han indicado que el petróleo podría encarecerse entre un 15% y un 20%, mientras que Warren Patterson, responsable de estrategia de materias primas de ING Research, advierte que una interrupción significativa podría llevar los precios a 120 dólares por barril. Si las interrupciones se prolongan, podríamos ver precios que superen los máximos históricos de 2008, que rondaron los 150 dólares por barril.
Este aumento en los precios del petróleo no solo afectaría a los consumidores, sino que también podría desencadenar una reacción en cadena en la economía global. Un aumento en los precios del petróleo generalmente se traduce en una mayor inflación, lo que podría llevar a los bancos centrales a reconsiderar sus políticas de tasas de interés. En un contexto donde ya existe incertidumbre debido a la política arancelaria del presidente estadounidense, el impacto podría ser aún más profundo.
La historia nos muestra que el tráfico marítimo en el estrecho de Ormuz ha sido interrumpido en el pasado, como durante la guerra entre Irán e Irak entre 1980 y 1988. En ese entonces, los ataques a buques petroleros llevaron a un encarecimiento significativo del petróleo a nivel global. La posibilidad de que se repita una situación similar es real, y los mercados están reaccionando en consecuencia.
En resumen, el estrecho de Ormuz no es solo un punto geográfico en un mapa, sino un eje central en la economía global. Su cierre podría tener efectos devastadores no solo para los países involucrados, sino para el mundo entero. La comunidad internacional observa con preocupación cómo se desarrollan los acontecimientos en esta región crítica, mientras los mercados se preparan para posibles cambios drásticos en la dinámica del comercio energético.