La situación en Gaza se ha vuelto crítica tras el anuncio del Ejército israelí de evacuar toda la Ciudad de Gaza. Este mensaje, emitido por el portavoz del Ejército en árabe, Avichay Adraee, ha generado una gran preocupación entre los residentes de la zona. La orden de evacuación se considera extremadamente peligrosa y ha sido acompañada por el lanzamiento de miles de panfletos sobre la ciudad, instando a los habitantes a dirigirse a la supuesta zona humanitaria de al Mawasi, en el sur del enclave. Esta medida se produce en un contexto de creciente devastación y crisis humanitaria en la región, donde los ataques aéreos han dejado a centenares de familias sin hogar.
La violencia en Gaza ha escalado en las últimas semanas, con el Ejército israelí intensificando sus ataques a edificios de gran altura, que según las autoridades militares, eran utilizados por Hamás. Sin embargo, muchos de estos edificios eran residenciales y albergaban oficinas de medios de comunicación, organizaciones de derechos humanos e instituciones académicas. La falta de pruebas concretas sobre la supuesta infraestructura militar ha llevado a cuestionar la legitimidad de estos ataques. En los últimos días, más de 7,000 personas han perdido sus hogares, y la situación se agrava con la desaparición de al menos 25 personas tras el bombardeo de un rascacielos en el campo de refugiados de Al Shati.
La respuesta de las autoridades israelíes ha sido contundente. El ministro de Defensa, Israel Katz, ha declarado que el Ejército está decidido a destruir la infraestructura de Hamás y ha advertido a los residentes que abandonen la ciudad. El primer ministro, Binyamín Netanyahu, también ha instado a los habitantes a evacuar, afirmando que se han derribado 50 torres en un corto período de tiempo. La presión sobre los civiles es inmensa, y muchos han comenzado a abandonar la ciudad en busca de seguridad.
Los hospitales en Gaza están colapsados, y el director del hospital Shifa ha expresado su preocupación por la falta de recursos y espacio para atender a los heridos. La situación es crítica no solo en Ciudad de Gaza, sino también en el sur del enclave, donde los hospitales están igualmente saturados. La comunidad médica se enfrenta a un dilema moral, ya que muchos profesionales han decidido quedarse para atender a los pacientes, a pesar de los riesgos que esto conlleva.
La orden de evacuación ha sido criticada por expertos humanitarios, quienes advierten que el desplazamiento forzado de la población, incluidos niños y ancianos, solo agrava la crisis humanitaria. La falta de recursos en las zonas de acogida y la superpoblación en Gaza hacen que la situación sea insostenible. Además, estas evacuaciones pueden socavar las posibilidades de alcanzar un acuerdo que garantice la liberación de los rehenes y la paz en la región.
En medio de este caos, se han planteado propuestas para un alto el fuego. El ministro de Exteriores israelí, Gideon Sa’ar, ha afirmado que Israel está dispuesto a aceptar un acuerdo que ponga fin a la guerra, siempre que se cumplan las condiciones de liberar a todos los rehenes y que Hamás deponga las armas. Sin embargo, la respuesta de Israel a las propuestas de mediación aún está pendiente, lo que deja a la población de Gaza en una situación de incertidumbre y miedo.
La crisis en Gaza es un recordatorio de la complejidad del conflicto israelo-palestino y de las consecuencias devastadoras que tiene sobre la población civil. La comunidad internacional observa con preocupación cómo se desarrolla esta situación, esperando que se tomen medidas para proteger a los civiles y buscar una solución duradera al conflicto. Las imágenes de la devastación en Gaza y el sufrimiento de su población son un llamado urgente a la acción y a la búsqueda de un camino hacia la paz.