La situación de los incendios en Castilla y León ha desatado una intensa controversia política. Mientras la región enfrenta una serie de incendios devastadores, las críticas hacia la gestión del operativo de la Junta se han intensificado. Alfonso Fernández Mañueco, presidente de la Junta, se encuentra en el centro de la tormenta, defendiendo su gestión ante las acusaciones de ineficiencia y falta de recursos. La controversia se ha centrado en la localidad de Cistierna, donde el alcalde, Luis Mariano Santos, ha denunciado que una base logística con capacidad para 180 personas, equipada con camas y raciones, permaneció inutilizada a pesar de haber sido solicitada al Gobierno central. Esta situación ha generado dudas sobre la coordinación y el uso de los recursos disponibles en un momento crítico.
La respuesta de Mañueco a las críticas ha sido evasiva. Aunque no ha confirmado la infrautilización de la base logística, ha defendido a sus técnicos, argumentando que el uso de los recursos depende de las decisiones del director del operativo. Según él, todos los medios disponibles se utilizan al máximo cuando las circunstancias lo requieren. Sin embargo, esta defensa no ha sido suficiente para calmar las preocupaciones sobre la gestión del operativo, especialmente considerando que la Junta no activó el regreso urgente del personal técnico y medioambiental que estaba de vacaciones hasta ocho días después de que comenzaran los incendios.
La falta de personal capacitado ha sido otro punto de crítica. Las ofertas de empleo publicadas por empresas adjudicatarias para contratar peones forestales no exigían experiencia ni formación previa, lo que ha llevado a cuestionar la calidad del operativo regional. En un contexto donde los incendios ya habían cobrado la vida de un bombero y dos voluntarios, la urgencia por cubrir plazas sin la debida preparación ha generado un clima de precariedad en la gestión de emergencias.
Ante la presión creciente, Mañueco ha prometido analizar la situación y ha afirmado que la Junta exige formación para todos los integrantes del dispositivo. Sin embargo, esta afirmación se contradice con la realidad de las plazas a cubrir, que requerían una incorporación inmediata para combatir los incendios aún activos. La oposición ha intensificado sus críticas, exigiendo la comparecencia del presidente en las Cortes para que explique la situación. Patricia Gómez, portavoz del grupo socialista, ha señalado que tanto Mañueco como el consejero de Medio Ambiente son responsables de la crisis actual, recordando que el PP se opuso a la creación de un operativo de incendios público y permanente.
La tensión política ha alcanzado niveles altos, con todos los grupos de la oposición reclamando explicaciones. La directora general de Protección Civil, Virginia Barcones, ha defendido la gestión del operativo, asegurando que los datos disponibles desmienten las acusaciones en su contra. Sin embargo, la percepción pública sobre la eficacia del Gobierno regional sigue siendo negativa, y la presión para que Mañueco rinda cuentas es cada vez más fuerte.
En medio de esta crisis, el presidente ha acelerado el reparto de un paquete de ayudas de 114 millones de euros para mitigar los efectos de los incendios. Este plan incluye ayudas directas de 500 euros para las familias desalojadas, así como indemnizaciones de hasta 185.000 euros para aquellos que han perdido sus viviendas. Mañueco ha enfatizado la importancia de apoyar a los afectados en esta situación dramática, intentando desviar la atención de las críticas hacia su gestión.
La crisis de incendios en Castilla y León no solo ha puesto de manifiesto la vulnerabilidad de la región ante desastres naturales, sino que también ha revelado las fallas en la gestión de emergencias. La falta de preparación y la ineficiencia en la utilización de recursos han generado un clima de desconfianza entre la población y han intensificado la presión política sobre el Gobierno regional. A medida que la situación evoluciona, la capacidad de la Junta para manejar la crisis y responder a las necesidades de los afectados será crucial para restaurar la confianza pública y garantizar una respuesta efectiva ante futuros desastres.