La emblemática frase «som i serem gent catalana» resonó por primera vez en el Teatro Principal de Barcelona en 1907, durante el estreno de la obra «La Santa Espina» de Àngel Guimerà y Enric Morera. Hoy, en el Día de Europa, se podría imaginar una nueva versión de esta famosa sardana: «som i serem gent europea». Esta idea encapsula la realidad de que, independientemente de nuestras intenciones, somos y seremos europeos, porque también somos catalanes. Este es nuestro lugar en el mundo: una comunidad de 450 millones de ciudadanos en la Unión Europea. Como dijo Jean Monnet, uno de los arquitectos de la Europa unida: «No unimos estados, unimos personas».
La unión de personas que representa Europa se ha convertido en el proyecto político, económico, social y cultural más ambicioso y exitoso de la historia contemporánea. Es motivo de orgullo que Cataluña haya contribuido a este éxito y forme parte activa de él. En un contexto geopolítico incierto, Europa se presenta como el único modelo que combina la generación de prosperidad, la democracia y el Estado del bienestar. Este proyecto europeo nació con el compromiso de evitar la barbarie que devastó el continente tras las dos guerras mundiales del siglo XX, fundamentándose en la paz y los valores humanistas. Sin embargo, hoy este modelo enfrenta amenazas significativas: la presión comercial de Estados Unidos bajo la administración de Trump y la agresión bélica de Rusia bajo el liderazgo de Putin.
A pesar de estas amenazas, es crucial no caer en el derrotismo. Europa posee todo el potencial económico, industrial, científico y social necesario para proteger y mejorar la calidad de vida de sus ciudadanos. En este sentido, Cataluña ha dado un paso adelante, asumiendo nuevas responsabilidades que reflejan su esencia profundamente europea y su potencial. El objetivo es claro: fortalecer el modelo europeo de prosperidad compartida. Durante un reciente encuentro en el Palau de la Generalitat, António Costa, presidente del Consejo Europeo, afirmó que «Cataluña ha vuelto». Esta declaración subraya el compromiso de Cataluña de proponer soluciones y participar activamente en los órganos de decisión europeos.
La voz de Cataluña debe ser escuchada en su lengua materna, el catalán. Además, Cataluña ha retomado la presidencia de la entidad de los «4 Motores de Europa», un liderazgo que se desea transformar en nuevas oportunidades para empresas, emprendedores y estudiantes. Los inmensos retos que enfrentamos, como el acceso a la vivienda, la lucha contra el cambio climático, la inteligencia artificial y la necesidad de garantizar nuestra seguridad, deben ser abordados desde una perspectiva europea para ser verdaderamente efectivos. Por ello, Europa debe ser valiente y profundizar en su unión política con la misma ambición que ha demostrado en la unión económica y monetaria.
El camino hacia una Europa más unida es el federalismo. Este enfoque es la materialización del lema de la Unión Europea: «unidos en la diversidad». Los grandes desafíos que hemos mencionado requieren un esfuerzo sin precedentes de cogobernanza y colaboración transfronteriza, tal como lo indican los informes de líderes europeos como Letta y Draghi. En este momento, es nuestra responsabilidad estar a la altura de aquellos miles de europeos que defendieron el sueño de una Europa democrática y libre en los momentos más oscuros de la historia.
Europa es hoy nuestra causa compartida y la esperanza de millones de personas. Hago un llamado a toda la ciudadanía, especialmente a los jóvenes, para que defiendan Europa por encima de ideologías y creencias. Europa es, en esencia, la garantía de nuestra diversidad de ideas, creencias e identidades. El verdadero sueño europeo se alcanzará el día en que podamos afirmar con orgullo y sentido de pertenencia: «soy europeo», así como hoy decimos «soy catalán». Este sentimiento de pertenencia es fundamental para construir un futuro en el que la diversidad sea celebrada y la unidad sea la norma. La historia de Europa es una historia de superación, colaboración y esperanza, y es nuestra responsabilidad continuar este legado, asegurando que las futuras generaciones también puedan decir con orgullo que son parte de esta gran comunidad europea.