La natación en el río Sena, un sueño que parecía perdido desde 1923, ha vuelto a ser una realidad en París. Este verano, los parisinos y visitantes tienen la oportunidad de sumergirse en las aguas del emblemático río, gracias a una serie de iniciativas que buscan revitalizar este espacio y adaptarlo a las nuevas necesidades de la ciudad. La apertura de zonas de baño en el Sena no solo representa un regreso a la tradición, sino también un esfuerzo por mejorar la calidad del agua y ofrecer alternativas recreativas en un entorno urbano cada vez más afectado por el cambio climático.
**Un Evento Histórico en el Sena**
El pasado 5 de julio de 2025, el Sena reabrió sus aguas a los nadadores, marcando un hito en la historia de la ciudad. Desde las 8:00 de la mañana, los primeros nadadores se lanzaron al agua desde pontones especialmente equipados, bajo la atenta supervisión de socorristas y autoridades locales. Este evento fue presenciado por la alcaldesa de París, Anne Hidalgo, quien, aunque no se sumergió en el agua, expresó su entusiasmo por la apertura de este espacio. La calidad del agua, que se mantiene a 25 grados, ha sido verificada y cumple con las normativas sanitarias, lo que ha permitido que los parisinos redescubran el placer de nadar en el Sena.
Las zonas de baño inauguradas incluyen el brazo de Marie, que tiene capacidad para 150 personas, y Bercy, que puede albergar hasta 700 bañistas. Estas áreas están equipadas con todas las comodidades necesarias, como duchas, vestuarios y mobiliario de playa, lo que las convierte en un destino atractivo para quienes buscan refrescarse durante los calurosos días de verano. Además, se han implementado medidas de seguridad, como la presencia de socorristas y la utilización de flotadores para los nadadores, garantizando así una experiencia segura.
**La Transformación del Río Sena**
La decisión de reabrir el Sena para la natación no es solo un acto simbólico, sino que responde a un esfuerzo más amplio por mejorar la calidad del agua y adaptarse a las nuevas realidades climáticas. Durante años, el Sena fue considerado un río contaminado, donde el baño estaba prohibido debido a los riesgos sanitarios asociados con la contaminación. Sin embargo, en los últimos años, se han invertido más de 1.400 millones de euros en proyectos de limpieza y mejora de la calidad del agua. Estas inversiones han incluido la construcción de infraestructuras para evitar el vertido de aguas residuales en el río, así como la implementación de sistemas de monitoreo de la calidad del agua.
A pesar de estos avances, las autoridades son conscientes de que el Sena sigue siendo un entorno natural con riesgos inherentes. La subprefecta Elise Lavielle ha recordado que, aunque se han tomado medidas para garantizar la seguridad de los nadadores, el río puede presentar peligros como corrientes fuertes y la presencia de lodo. Por ello, se han establecido regulaciones estrictas para el baño, incluyendo la prohibición de nadar en áreas no autorizadas y la realización de evaluaciones de bienestar acuático antes de que los nadadores puedan ingresar al agua.
La apertura de zonas de baño en el Sena también se enmarca en un contexto más amplio de adaptación al cambio climático. Con el aumento de las temperaturas y la frecuencia de las olas de calor, las autoridades parisinas buscan ofrecer alternativas recreativas que permitan a los ciudadanos disfrutar de su ciudad de manera segura y sostenible. Además, se están considerando nuevas zonas de baño en otras áreas de la región, lo que podría ampliar las oportunidades para los bañistas en el futuro.
La reactivación de la natación en el Sena es un ejemplo de cómo las ciudades pueden adaptarse a los desafíos ambientales y sociales, transformando espacios públicos en lugares de encuentro y disfrute. A medida que París avanza hacia un futuro más sostenible, la posibilidad de nadar en el Sena se convierte en un símbolo de esperanza y renovación, recordando a todos que, a pesar de los desafíos, siempre hay oportunidades para el cambio y la mejora.
Con la mirada puesta en el futuro, las autoridades parisinas continúan trabajando para garantizar que el Sena no solo sea un lugar seguro para nadar, sino también un espacio que celebre la vida urbana y la conexión con la naturaleza. La natación en el Sena es más que un simple pasatiempo; es un paso hacia un París más limpio, más verde y más accesible para todos.