El clima político en Colombia se ha visto sacudido por un violento atentado que ha dejado al senador Miguel Uribe en estado crítico. Este incidente, que ocurrió durante un mitin en Bogotá, ha generado una ola de reacciones tanto a nivel nacional como internacional, poniendo de manifiesto la creciente preocupación por la seguridad de los políticos en el país. El ataque, que tuvo lugar el 8 de junio de 2025, ha sido calificado por el Gobierno como un atentado, y ha suscitado un debate sobre la violencia política en Colombia.
**Detalles del atentado**
El senador conservador Miguel Uribe, quien se perfila como candidato a la presidencia en las elecciones de mayo de 2026, fue herido de bala en la cabeza mientras se dirigía a sus seguidores en un mitin en el barrio Modelia de Bogotá. En un video que circula en redes sociales, se puede ver el momento en que se escuchan disparos mientras Uribe pronunciaba su discurso. Tras recibir los disparos, fue trasladado de urgencia a la Fundación Santa Fe, donde los médicos informaron que su estado es crítico. La atención médica fue inmediata, y el alcalde de Bogotá, Carlos Galán, confirmó que el autor de los disparos, un menor de 15 años, fue detenido en el lugar.
Los informes iniciales indican que Uribe recibió dos disparos en la cabeza y uno en la rodilla. Además, otras dos personas resultaron heridas durante el ataque. La esposa del senador, Maria Claudia Tarazona, compartió en redes sociales que su marido está luchando por su vida y pidió oraciones por su recuperación. Este atentado ha puesto de relieve la vulnerabilidad de los políticos en un contexto donde la violencia sigue siendo un problema persistente en Colombia.
**Reacciones y contexto político**
El ataque ha generado una fuerte condena por parte de diversas figuras políticas y organizaciones. El expresidente Álvaro Uribe, quien no es pariente del senador pero es un referente en la política colombiana, calificó el atentado como una agresión a la esperanza del país. Por su parte, el presidente Gustavo Petro, de izquierda, condenó el acto de violencia, enfatizando que este no solo atenta contra la integridad física del senador, sino también contra la democracia y la libertad de expresión en Colombia.
La violencia política en Colombia no es un fenómeno nuevo. A lo largo de la historia del país, muchos políticos han sido víctimas de ataques, lo que ha llevado a un clima de miedo y desconfianza en el ejercicio de la política. En este contexto, el atentado contra Uribe resalta la necesidad de un debate más amplio sobre la seguridad de los representantes públicos y la protección de la democracia en el país. La retórica violenta en el discurso político ha sido señalada como un factor que contribuye a este clima de violencia. El jefe de la diplomacia estadounidense, Marco Rubio, apuntó a la retórica de la izquierda como un posible desencadenante del atentado, instando a Petro a moderar su discurso y a proteger a los representantes públicos.
La comunidad internacional también ha reaccionado ante el atentado. La oficina de la ONU en Colombia expresó su firme condena y confió en que las autoridades esclarecerán los hechos y castigarán a los responsables. Asimismo, líderes de otros países, como el presidente de Ecuador, Daniel Noboa, y la opositora venezolana María Corina Machado, han mostrado su apoyo a la familia de Uribe, destacando la importancia de la solidaridad en momentos de crisis.
El senador Miguel Uribe, nieto del expresidente Julio César Turbay y con un historial político que incluye su papel como secretario de Gobierno de Bogotá, ha sido un crítico acérrimo del actual presidente Gustavo Petro, especialmente en temas relacionados con la seguridad. Su intención de postularse a la presidencia en 2026 ha generado expectativas y tensiones en el panorama político colombiano. La violencia que ha sufrido pone en evidencia los riesgos que enfrentan los políticos en un entorno donde la polarización y la violencia son cada vez más comunes.
A medida que se desarrollan los acontecimientos, la atención se centra en la recuperación de Miguel Uribe y en las implicaciones que este atentado tendrá para la política colombiana. La necesidad de un diálogo constructivo y de medidas efectivas para garantizar la seguridad de los políticos y la ciudadanía se vuelve más urgente que nunca. La situación actual plantea un desafío significativo para la democracia en Colombia, donde la violencia no solo afecta a los individuos, sino que también socava las bases de un sistema político que debería ser inclusivo y seguro para todos.