El presidente de la Generalitat, Salvador Illa, ha subrayado la importancia del poder judicial como un servicio público esencial en su reciente discurso en Barcelona. En un contexto donde la confianza en la justicia parece estar en declive, Illa ha enfatizado la necesidad de que este poder respete la autonomía de los otros dos poderes del Estado: el legislativo y el ejecutivo. Esta afirmación surge en un momento crítico, donde se percibe un desequilibrio en las democracias liberales, especialmente en países como Estados Unidos.
La autonomía judicial es un principio fundamental en cualquier democracia que aspire a ser justa y equitativa. Illa ha instado a que este equilibrio no se vea comprometido, sugiriendo que la percepción de los ciudadanos sobre la justicia está intrínsecamente ligada a la correcta separación de poderes. En su discurso, el presidente catalán ha hecho un llamado a la responsabilidad de los poderes públicos para que actúen en defensa del bien común, en lugar de favorecer a grupos específicos, como pueden ser empresarios o clubes deportivos.
### La Crisis de Confianza en la Justicia
Uno de los puntos más críticos abordados por Illa fue la creciente desconfianza de la ciudadanía hacia el sistema judicial. Joan Martínez, presidente del Consejo de la Abogacía de Catalunya, también se ha hecho eco de esta preocupación, señalando que el colapso y la opacidad del sistema judicial han contribuido a esta falta de confianza. La justicia, que debería ser un pilar de la democracia, se enfrenta a un desafío significativo: recuperar la fe de los ciudadanos en su imparcialidad y eficacia.
La crisis de confianza no es un fenómeno nuevo, pero ha sido exacerbada en los últimos años por la proliferación de noticias falsas. Francesc Tusquets i Trias de Bes, presidente de la Academia de Jurisprudencia y Legislación de Catalunya, ha destacado cómo estas fake news fomentan un clima de confrontación y autoritarismo, lo que a su vez erosiona la confianza en las instituciones. En este sentido, Tusquets ha recordado que las leyes democráticas están diseñadas para proteger a los ciudadanos de los abusos de poder, asegurando que «el más fuerte no pueda hacerlo todo».
La referencia a Estados Unidos en este contexto es particularmente relevante. Durante la administración de Donald Trump, muchos jueces y universidades se convirtieron en baluartes de resistencia contra ciertas decisiones ejecutivas que consideraban injustas. Este fenómeno pone de manifiesto la importancia de un poder judicial independiente que pueda actuar como contrapeso ante el poder ejecutivo, garantizando así el respeto a los derechos y libertades de los ciudadanos.
### El Derecho como Herramienta para el Bien Común
En su discurso, Illa también se refirió a la herencia del derecho romano, enfatizando que la ley debe servir para proteger el bien común y evitar el uso de la fuerza. Esta perspectiva es crucial en un momento en que muchos ciudadanos sienten que sus derechos están siendo vulnerados. La función del derecho no es solo regular la conducta, sino también garantizar que todos los individuos tengan acceso a la justicia y que esta sea administrada de manera equitativa.
El presidente de la Generalitat ha instado a los poderes públicos a actuar en interés general, lo que implica una responsabilidad ética y moral. La justicia no puede ser vista como un instrumento al servicio de intereses particulares, sino como un mecanismo que debe funcionar para el bienestar de toda la sociedad. Esta visión es esencial para restaurar la confianza en el sistema judicial y para asegurar que todos los ciudadanos se sientan representados y protegidos por la ley.
La celebración del Día de Europa, que coincide con el discurso de Illa, añade una capa adicional de significado a sus palabras. La democracia europea se basa en valores fundamentales que incluyen la justicia, la igualdad y el respeto por los derechos humanos. En este contexto, la defensa de la autonomía judicial y el equilibrio entre los poderes se convierten en elementos cruciales para la estabilidad y la salud de la democracia.
La situación actual exige un compromiso renovado por parte de todos los actores involucrados en el sistema judicial. La colaboración entre el poder judicial, el legislativo y el ejecutivo es fundamental para garantizar que la justicia funcione como un verdadero servicio público. Solo así se podrá restaurar la confianza de los ciudadanos en un sistema que, en teoría, debería ser su protector y garante de derechos.