Más de una cuarta parte de la población en España vive con dolor crónico, un problema que afecta significativamente la calidad de vida de quienes lo padecen. Según el ‘Barómetro del dolor crónico en España 2022’, esto implica que uno de cada cuatro españoles enfrenta un desafío que va más allá de lo físico. El fisioterapeuta Álvaro Pinteño, en su reciente libro titulado “¡J*der, cómo duele!”, explora los aspectos psicológicos, culturales y neurológicos del dolor, desafiando las creencias erróneas que muchas personas tienen sobre esta experiencia.
### La Complejidad del Dolor
El dolor no es solo una sensación física; es una experiencia compleja que involucra múltiples factores. Pinteño, especializado en lesiones deportivas y dolor crónico, argumenta que la forma en que enfrentamos el dolor es crucial para no permitir que interfiera en nuestra calidad de vida. En su libro, propone ejercicios que ayudan a cambiar la percepción del dolor y a aprender a pedir ayuda. Según él, hemos perdido la capacidad de tolerar el dolor de manera saludable, lo que a menudo se traduce en una búsqueda desesperada de alivio inmediato a través de medicamentos.
El autor menciona que, en la actualidad, vivimos en un entorno donde la salud se mercantiliza y donde estamos expuestos a sobrediagnósticos y sobreintervenciones. Esto crea una cultura de inmediatez en la que se busca eliminar el dolor rápidamente, sin considerar que algunas experiencias de dolor son parte de la vida y pueden ser toleradas. Pinteño reflexiona sobre cómo, en el pasado, las personas aprendían a aceptar el sufrimiento como parte de la vida, ya que no había tantas opciones para aliviarlo.
### La Percepción del Dolor y su Influencia
La percepción del dolor es subjetiva y varía de persona a persona. En 1968, Margo McCaffery definió el dolor como lo que una persona experimenta y expresa sobre lo que siente. Esto implica que el dolor no puede ser simplemente medido o evaluado desde una perspectiva externa; es una experiencia profundamente personal. Hoy en día, sabemos que el cerebro juega un papel crucial en la experiencia del dolor, pero también es importante reconocer que el dolor está influenciado por factores culturales, creencias y experiencias previas.
Por ejemplo, en situaciones de dolor agudo, como un corte en un dedo, la información sobre el dolor es codificada por receptores que envían señales a la médula espinal y luego al cerebro. Este proceso es complejo y está influenciado por la atención, las emociones y las creencias de la persona. Esto significa que la forma en que una persona percibe el dolor puede depender de su contexto y de su estado emocional en ese momento.
Además, las diferencias de género también juegan un papel en cómo se percibe y se maneja el dolor. Estudios han demostrado que los hombres y las mujeres pueden experimentar y tolerar el dolor de manera diferente. Por ejemplo, los hombres tienden a ser más dependientes del contexto, lo que significa que pueden quejarse más en presencia de una mujer que en la de otro hombre. Por otro lado, las mujeres muestran una capacidad más estable para tolerar el dolor, independientemente del contexto.
El miedo al dolor puede ser incluso más incapacitante que el dolor mismo. Muchas personas que sufren de dolor crónico a menudo se ven limitadas no solo por el dolor físico, sino también por el miedo a lo que ese dolor podría significar. Este miedo puede estar relacionado con factores psicosociales, como problemas laborales o familiares, que agravan la experiencia del dolor.
### Estrategias para Manejar el Dolor
Para quienes sufren de dolor crónico, es fundamental aceptar que el dolor puede aparecer y que, en la mayoría de los casos, no implica que haya un problema grave. La mayoría de las experiencias de dolor son temporales y pueden mejorar en un corto período. Por lo tanto, es esencial que las personas intenten que el dolor interfiera lo menos posible en su vida diaria. Esto puede incluir la práctica de actividades que disfrutan y la búsqueda de formas alternativas de manejo del dolor.
El ejercicio es una herramienta poderosa para manejar el dolor. Pinteño enfatiza que moverse, incluso de manera ligera, puede ser beneficioso. En lugar de depender únicamente de analgésicos, caminar durante unos minutos puede tener un efecto positivo en la percepción del dolor. La actividad física no solo ayuda a aliviar el dolor, sino que también aumenta la confianza en el cuerpo y su capacidad para moverse a pesar del dolor.
Además, es importante evitar la automedicación y la búsqueda excesiva de información en línea que pueda alimentar la ansiedad sobre el dolor. En muchos casos, el dolor puede ser una manifestación de problemas más profundos que requieren atención, y es vital abordar estos problemas en lugar de centrarse únicamente en el síntoma del dolor. La gestión del estrés y la atención a los factores que contribuyen al dolor son pasos cruciales para mejorar la calidad de vida de quienes lo padecen.