La migración irregular hacia las Islas Canarias ha sido un tema candente en los últimos años, especialmente con el aumento de llegadas de cayucos que han puesto en evidencia la complejidad del fenómeno migratorio en el Atlántico. Sin embargo, en lo que va del año, las cifras han mostrado una tendencia a la baja, lo que ha llevado a un análisis más profundo sobre las políticas migratorias y la cooperación internacional en esta materia.
### La Disminución de Llegadas y sus Causas
Según los datos recientes del Ministerio del Interior, hasta la fecha han llegado a las Islas Canarias 13.491 personas en 218 embarcaciones, lo que representa una disminución del 59% en comparación con el mismo periodo del año anterior, cuando se registraron 32.878 llegadas. Este descenso es notable, especialmente considerando que el inicio del otoño suele ser un periodo favorable para la navegación en esta peligrosa ruta.
Una de las principales razones detrás de esta disminución es la colaboración activa de Mauritania, un país que ha recibido fondos de la Unión Europea y España para ayudar a contener la inmigración irregular desde sus fronteras. El ministro del Interior español, Fernando Grande-Marlaska, se reunió recientemente con su homólogo mauritano, Mohamed Ahmed Ould Mohamed Lemine, para discutir y agradecer la cooperación en materia de seguridad y lucha contra las mafias que trafican con personas. Esta colaboración ha resultado en la interceptación de aproximadamente 3.500 personas que intentaban embarcarse en cayucos, así como en la abortación de 10.000 salidas en 2024.
Sin embargo, esta estrategia de externalización de fronteras ha suscitado críticas y preocupaciones sobre los derechos humanos. Las organizaciones defensoras de derechos humanos han denunciado la mano dura de las autoridades mauritanas contra los inmigrantes, lo que plantea interrogantes sobre la ética de estas políticas. La presión migratoria en Mauritania ha llevado a la expulsión forzada de cerca de 30.000 personas hacia Malí y Senegal, lo que ha generado un clima de tensión y vulneración de derechos.
### La Realidad de los Derechos Humanos en la Gestión Migratoria
La situación de los inmigrantes en Mauritania ha sido objeto de un informe exhaustivo por parte de Human Rights Watch (HRW), que documentó las condiciones infrahumanas a las que se enfrentan. Las redadas basadas en el color de piel, las condiciones de detención, que incluyen torturas y abusos sexuales, y las expulsiones colectivas son solo algunas de las prácticas denunciadas. A pesar de estas acusaciones, el gobierno mauritano ha negado cualquier violación de derechos humanos, mientras que España ha mantenido un silencio en torno a estas preocupaciones.
El ministro Grande-Marlaska ha calificado a Mauritania como un “país socio y amigo”, destacando los vínculos históricos y la cooperación en materia migratoria y de seguridad. Sin embargo, esta relación plantea un dilema ético: ¿hasta qué punto es aceptable colaborar con un país que es acusado de violaciones de derechos humanos en su intento por frenar la migración irregular?
La disminución de llegadas de cayucos a Canarias ha permitido que el total de inmigrantes que llegan a España se reduzca en un 35% en comparación con el año anterior. Sin embargo, esta reducción no debe ser vista como un éxito absoluto, sino más bien como un indicador de las complejidades y desafíos que enfrenta la política migratoria europea. La externalización de fronteras, aunque efectiva en términos de números, plantea serias preocupaciones sobre el respeto a los derechos humanos y la dignidad de las personas migrantes.
La situación en Mauritania es un reflejo de un problema más amplio que afecta a muchos países de la región. La presión migratoria en África Occidental ha aumentado significativamente, y muchos países se ven obligados a adoptar medidas drásticas para controlar el flujo de migrantes. Esto ha llevado a un aumento en las violaciones de derechos humanos, lo que a su vez ha generado un debate sobre la responsabilidad de los países europeos en la creación de políticas migratorias que respeten la dignidad humana.
La cooperación entre España y Mauritania es un ejemplo de cómo las políticas migratorias pueden ser influenciadas por intereses políticos y económicos, a menudo en detrimento de los derechos de los migrantes. La necesidad de abordar las causas subyacentes de la migración, como la pobreza, la violencia y la falta de oportunidades, es más urgente que nunca. Sin embargo, la falta de un enfoque integral que contemple estos factores ha llevado a soluciones que, aunque efectivas en términos de control de fronteras, no abordan las raíces del problema.
En este contexto, es fundamental que los gobiernos europeos reconsideren sus estrategias migratorias y busquen formas de colaborar con los países de origen y tránsito de manera que se prioricen los derechos humanos. La creación de rutas seguras y legales para la migración, así como el fortalecimiento de las capacidades de los países en desarrollo para gestionar la migración de manera efectiva, son pasos cruciales hacia una solución sostenible.
La situación en las Islas Canarias y la ruta de los cayucos es un microcosmos de los desafíos más amplios que enfrenta Europa en términos de migración. La necesidad de un enfoque más humano y respetuoso con los derechos de las personas migrantes es evidente, y es responsabilidad de todos los actores involucrados trabajar juntos para encontrar soluciones que no solo aborden el control de fronteras, sino que también respeten la dignidad y los derechos de quienes buscan una vida mejor.