Convivir a lo largo del tiempo exige más que amor; implica aceptar que cada etapa trae nuevos retos y que el vínculo debe adaptarse. Convertirse en padres, enfrentar el nido vacío o llegar a la jubilación son momentos que ponen a prueba la relación. Mantener espacios propios y progresar de forma individual no debilita la relación; al contrario, la fortalece y la prepara para los cambios. La ciencia respalda que la calidad del vínculo y la forma de cuidar la intimidad influyen directamente en la salud y en la satisfacción de la pareja.
Un estudio reciente sobre relaciones de pareja y familia concluye que la personalidad de cada miembro tiene un peso mayor en la satisfacción a largo plazo que la de su compañero o compañera. Los rasgos de personalidad como el neuroticismo, que se relaciona con la tendencia a experimentar ansiedad y cambios de ánimo, se asocian a una menor satisfacción en la relación. Por otro lado, la responsabilidad, un rasgo conocido como ‘conscientiousness’, favorece alianzas más estables y gratificantes. Esto subraya la importancia de cultivar buenas relaciones no solo con la pareja, sino también con amigos y conocidos, ya que son claves para la felicidad.
Desde un estudio longitudinal que ha seguido a varias generaciones, se ha demostrado que la calidad de los lazos afectivos predice la salud y el bienestar en la vejez. La fortaleza de los vínculos cercanos actúa como un potente factor de protección, tan importante para la salud y la longevidad como cuidar la alimentación o realizar actividad física. Cuidar esas relaciones de calidad contribuye no solo a vivir más, sino también a vivir con mayor bienestar.
### La Importancia de Espacios Propios en la Relación
La experiencia de parejas que han sabido construir juntas durante décadas resalta la importancia de mantener espacios propios. Amparo, de 70 años, y Manuel, de 73, con más de 45 años de vida en común, comparten que su clave ha sido darse espacio y tiempo sin dejar de ser importantes el uno para el otro. Respetar los intereses individuales, como la lectura y los viajes culturales de ella, y la pesca y el golf de él, ha sido fundamental para mantener la complicidad sin perder la identidad.
A lo largo de los años, han superado etapas muy distintas, desde la crianza de sus hijos hasta la jubilación. Reconocen que no todo ha sido sencillo, pero las diferencias nunca se vivieron como una amenaza, sino como un aprendizaje mutuo. Esta perspectiva resalta que quererse no significa hacerlo todo juntos, sino seguir eligiéndose. En la actualidad, esta forma de hacer les proporciona más calma y alegría que cualquier plan compartido.
Antoni Bolinches, psicólogo especializado en conflictos de pareja, enfatiza que la relación de pareja es la más compleja de todas. Para que tenga éxito, sus componentes deben aprender a convivir sin dejar de ser ellos mismos, lo que implica negociar, aportar, conceder y comprender. La madurez emocional juega un papel crucial en la resolución de conflictos. Aquellas relaciones que logran resolver sus diferencias suelen tener un grado de madurez más alto, lo que les permite aprender de la convivencia y vivir mejor.
### Estrategias para Mantener la Conexión Emocional
Las crisis más fuertes en las relaciones suelen aparecer en momentos de cambio profundo, como la llegada del primer hijo, la adolescencia de los hijos, el nido vacío o la jubilación. En estos momentos, los miembros de la pareja pueden cuestionarse qué les mantiene unidos. La comunicación se convierte en un reto, y es esencial no perder la conexión emocional.
Rosa Malospelos, psicóloga experta en relaciones, propone varias estrategias para mantener viva la conexión emocional. Una de ellas es realizar un “chequeo emocional” periódico, donde se pregunten mutuamente cómo se sienten en la relación. Esta práctica puede ser semanal y ayuda a identificar necesidades y expectativas.
Otra estrategia es la ‘traducción simultánea’, que consiste en convertir reproches en necesidades reales mediante una comunicación no violenta. Además, es fundamental establecer un espacio exclusivo para el “nosotros”, como citas, escapadas o charlas sin distracciones tecnológicas. El desarrollo personal de cada miembro también es clave para la calidad de una relación duradera. La psicóloga destaca que si uno no crece, la relación tampoco lo hará. Por eso, es importante tener espacios propios, aficiones y proyectos individuales.
Para evitar que la rutina mate la intimidad sexual, Malospelos sugiere evitar el piloto automático. Abrazarse, acariciarse sin expectativas y compartir risas son grandes afrodisíacos. El juego no debe ser exclusivo del inicio de la relación; pequeñas sorpresas, notas o mensajes picarones pueden mantener viva la chispa.
Cuando una pareja acude a terapia, surge la duda de si es posible reinventarse o si lo más sano es separarse. Según Malospelos, una pareja puede reinventarse si ambos están dispuestos a realizar cambios reales. Si existe afecto y respeto, pero se han perdido en la rutina, la terapia puede ser un mapa para reencontrarse. Sin embargo, si no hay ganas ni compromiso emocional, es importante plantearse si es momento de una separación.
Las relaciones duraderas requieren esfuerzo, comunicación y un compromiso mutuo para crecer tanto individualmente como en pareja. La clave está en encontrar un equilibrio entre la vida compartida y el espacio personal, lo que permitirá a cada miembro florecer y, a su vez, fortalecer el vínculo que los une.