En un contexto de creciente tensión política en España, el Partido Popular (PP), liderado por Alberto Núñez Feijóo, ha manifestado su rechazo a la actitud del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. Este enfrentamiento se intensificó tras las protestas propalestinas que interrumpieron la etapa final de la Vuelta a España en Madrid, lo que resultó en enfrentamientos con la policía y un saldo de 22 agentes heridos y dos detenciones. La magnitud de las manifestaciones fue significativa, con el delegado del Gobierno en Madrid, Francisco Martín, estimando la participación de alrededor de 100.000 personas.
Durante un evento del PSOE en Málaga, Sánchez expresó su respeto hacia los deportistas y su admiración por el pueblo español que se moviliza por causas justas, como la situación en Palestina. Sin embargo, sus palabras fueron interpretadas por Feijóo como una incitación a las protestas, lo que llevó al líder del PP a acusar al Gobierno de haber permitido el boicot a la carrera ciclista, calificando la situación como un «ridículo internacional televisado». Feijóo, aunque rechazó la violencia de Hamas, también criticó la respuesta de Israel a los ataques terroristas sufridos en octubre de 2023, buscando posicionarse como un defensor de una postura equilibrada en el conflicto.
La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, se unió a las críticas hacia Sánchez, señalándolo como el «responsable directo» de los disturbios, mientras que el alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, lamentó que la violencia hubiera eclipsado el evento deportivo. En este contexto, el ministro de Asuntos Exteriores de Israel, Gideon Saar, también se pronunció, reprochando a Sánchez sus declaraciones pasadas sobre la situación en la región.
Por otro lado, el PSOE mantuvo su postura, defendiendo las manifestaciones como una expresión de la voz del pueblo. La secretaria de organización del partido, Rebeca Torró, argumentó que las protestas no ridiculizan la imagen de España, sino que la honran, y criticó a aquellos que priorizan la suspensión de la Vuelta sobre la pérdida de vidas en Palestina. Sumar, el partido de izquierda, también se pronunció a favor de las manifestaciones, agradeciendo a los ciudadanos por alzar la voz contra lo que consideran un genocidio.
El ministro de Transformación Digital y para la Función Pública, Óscar López, defendió la posición del Gobierno, afirmando que lo ocurrido en Madrid es una «llamada a la conciencia internacional». Según López, es motivo de orgullo que el pueblo de Madrid se manifieste en contra de lo que consideran un genocidio, destacando la importancia de la paz y la justicia en el conflicto palestino-israelí.
A pesar de que el boicot a la Vuelta a España acaparó gran parte de la atención mediática, la jornada estuvo marcada por un clima de crispación política más amplio. Sánchez y Feijóo intercambiaron críticas en diferentes escenarios, lo que evidenció una creciente confrontación entre el Gobierno y la oposición. Desde Málaga, Sánchez acusó a la oposición de degradar el debate público, refiriéndose a las declaraciones de Feijóo sobre la supuesta falta de propuestas del PP y Vox. El presidente del Gobierno subrayó que ambos partidos se han mimetizado, votando en contra del interés general y de la mayoría social del país.
En un intento por diferenciarse de Vox, Feijóo presentó un conjunto de propuestas en Ciudad Real, enfocándose en las necesidades de las zonas rurales y criticando las políticas medioambientales del Gobierno. Su decálogo busca atraer el voto de los ciudadanos de los pueblos agrarios, en un momento en que la política española se encuentra polarizada y marcada por la descalificación mutua entre los principales partidos. La gestión del ministro de Agricultura, Luis Planas, fue defendida por Sánchez, quien lo calificó como el mejor ministro para el campo de Andalucía, en contraposición a las críticas del PP.
La situación actual en España refleja no solo un conflicto entre diferentes visiones políticas, sino también una sociedad profundamente dividida en torno a temas sensibles como el conflicto en Palestina y la respuesta del Gobierno ante las protestas. A medida que las tensiones aumentan, es probable que el debate político se intensifique, con cada partido buscando consolidar su base de apoyo en un clima de creciente polarización y descontento social.