La lucha contra los incendios forestales en España ha cobrado una relevancia crucial en los últimos años, especialmente a raíz de los devastadores incendios que han afectado a diversas comunidades autónomas. La creciente frecuencia e intensidad de estos siniestros ha llevado a la necesidad de replantear las estrategias de prevención y extinción, así como a la implementación de modelos de gestión más eficaces y adaptados a la nueva realidad climática.
La creación de la Fundació Pau Costa en 2011 marcó un hito en la gestión de incendios forestales en Catalunya. Esta fundación, que lleva el nombre de un bombero fallecido en un incendio en 2009, se ha dedicado a la investigación y la formación en la ecología del fuego. Su enfoque integral ha permitido que los bomberos catalanes se conviertan en referentes a nivel mundial en la gestión de incendios. Sin embargo, la tragedia de Horta de Sant Joan y otros incidentes similares han puesto de manifiesto la necesidad de un cambio en la forma en que se aborda la extinción de incendios en toda España.
La situación actual es alarmante. En el verano de 2025, Catalunya no fue la excepción, con incendios que resultaron en la pérdida de vidas humanas. La respuesta a estos desastres ha evidenciado que, a pesar de contar con un cuerpo profesional de más de 2.900 bomberos, la capacidad de respuesta varía significativamente entre comunidades autónomas. Por ejemplo, en Castilla y León, la contratación de bomberos forestales es estacional, lo que limita la eficacia de la respuesta ante emergencias. Este modelo de gestión, que se basa en la contratación de brigadas temporales, ha sido criticado por su falta de preparación y formación adecuada.
La disparidad en los modelos de gestión de incendios forestales en España es notable. Mientras que Catalunya cuenta con un cuerpo de bomberos bien entrenado y disponible durante todo el año, otras comunidades como Madrid y Extremadura dependen de un aumento temporal de efectivos en función de la temporada de riesgo. Esta falta de uniformidad en la preparación y los recursos ha llevado a situaciones críticas, donde los incendios han superado la capacidad de extinción de los equipos locales. La experiencia reciente ha demostrado que los incendios forestales no son una excepción, sino que se están convirtiendo en la norma, lo que requiere una respuesta más robusta y coordinada.
La Ley Básica del Bombero Forestal, aprobada en noviembre de 2024, busca establecer un marco normativo que obligue a las comunidades autónomas a reformular sus modelos de gestión de incendios. Sin embargo, la implementación de esta ley enfrenta desafíos significativos. La resistencia de algunos responsables políticos a reconocer la necesidad de un cuerpo de bomberos forestales permanente pone en riesgo la efectividad de la ley. La experiencia de los bomberos en el terreno ha revelado que la falta de continuidad en la formación y la preparación de los equipos de extinción puede tener consecuencias devastadoras.
La precariedad laboral en el sector de la extinción de incendios es otro aspecto preocupante. En comunidades como Castilla y León, se ha denunciado la contratación de personal sin la formación adecuada, lo que pone en peligro no solo la eficacia de la extinción, sino también la seguridad de los propios bomberos. La falta de recursos y la presión por reducir costos han llevado a una situación en la que los bomberos se ven obligados a trabajar en condiciones extremas, con jornadas laborales que pueden superar las 17 horas. Esta situación es insostenible y requiere una revisión urgente de las políticas laborales en el sector.
La experiencia acumulada por los bomberos catalanes en la lucha contra incendios ha sido invaluable. En recientes incidentes, como el incendio de la Jarilla en Extremadura, los bomberos de Catalunya han demostrado su capacidad para coordinar esfuerzos y compartir conocimientos con otros cuerpos de extinción. Esta colaboración es esencial para enfrentar los desafíos que presentan los incendios forestales en la actualidad. La necesidad de un enfoque colaborativo y de intercambio de información entre comunidades autónomas es más urgente que nunca, especialmente ante la creciente amenaza del cambio climático.
La ciencia y la tecnología juegan un papel fundamental en la gestión de incendios. La inversión en investigación y desarrollo de nuevas técnicas de extinción es crucial para mejorar la eficacia de las operaciones. La experiencia de los bomberos en el terreno, combinada con un enfoque científico, puede proporcionar las herramientas necesarias para anticiparse a los incendios y desarrollar estrategias de intervención más efectivas. La formación continua y la actualización de conocimientos son esenciales para garantizar que los equipos de extinción estén preparados para enfrentar los desafíos del futuro.
La lucha contra los incendios forestales en España es un tema complejo que requiere una atención urgente y un enfoque integral. La coordinación entre comunidades autónomas, la inversión en formación y recursos, y la implementación de políticas laborales justas son aspectos clave para mejorar la capacidad de respuesta ante incendios. La experiencia de los bomberos catalanes y la creación de marcos normativos adecuados son pasos importantes hacia una gestión más efectiva de los incendios forestales en el país.