La situación actual en España, marcada por un aumento alarmante de incendios forestales, ha reavivado el debate sobre la creación de una comunidad autónoma leonesa. Esta discusión, que se había mantenido latente durante años, ha cobrado fuerza en el contexto de la crisis ambiental y la gestión política de la región. En Berlanga del Bierzo, un pequeño municipio de la provincia de León, el alcalde César Álvarez expresó de manera contundente que «el mejor ejemplo de que Castilla y León no funciona son los incendios». Esta afirmación refleja una creciente frustración entre los habitantes de la región leonesa, quienes sienten que sus necesidades y preocupaciones no son atendidas adecuadamente por el gobierno regional.
La moción presentada por los ediles socialistas en Berlanga del Bierzo, que busca la creación de una comunidad autónoma leonesa, se suma a una serie de iniciativas similares que han surgido en los últimos años. La Diputación de León, respaldada por el PSOE y Unión del Pueblo Leonés, ya había aprobado una moción el año anterior para iniciar los trámites necesarios para establecer una autonomía que abarque las provincias de León, Zamora y Salamanca. Este movimiento no solo se basa en la historia y la identidad regional, sino que también responde a preocupaciones socioeconómicas y de gestión que han afectado a estas provincias.
La despoblación es uno de los factores más críticos que ha contribuido a la crisis actual. Según Carlos Salgado, presidente de Unión del Pueblo Leonés, las provincias de León, Zamora y Salamanca son las más afectadas por los incendios, y esta situación se agrava por el abandono del medio rural. La falta de población activa ha llevado a una disminución en la inversión pública y a un deterioro en la gestión del territorio, lo que a su vez ha facilitado la proliferación de incendios. Salgado señala que «vivimos en una comunidad que funciona a dos velocidades», donde la parte de Castilla avanza, mientras que la región leonesa se estanca.
La historia detrás de la creación de la comunidad autónoma de Castilla y León también juega un papel importante en la reivindicación leonesista. Desde su conformación en 1983, la región ha sido vista por muchos como un «conglomerado» que no responde a las realidades locales. La división provincial de 1833 y la historia del Reino de León son elementos que los leonesistas utilizan para argumentar a favor de una autonomía que reconozca su identidad y necesidades específicas. Alberto Zamorano, sociólogo y politólogo, explica que la creación de Castilla y León fue una estrategia política que buscaba consolidar un poder central frente a los nacionalismos periféricos, lo que ha dejado a la región leonesa en una situación de desventaja.
La despoblación ha tenido un impacto significativo en la economía de la región. Desde 1983, la provincia de León ha perdido aproximadamente 180,000 habitantes, mientras que Castilla ha visto una pérdida de solo 6,000. Esta disparidad ha llevado a una caída en el PIB y a un aumento en el desempleo, lo que ha generado un ciclo de abandono y deterioro en el medio rural. La falta de atención a estas áreas ha contribuido a que el 90% de los municipios afectados por incendios sufran de despoblación, lo que pone de manifiesto la necesidad urgente de una gestión más efectiva y centrada en las realidades locales.
El auge del leonesismo no puede entenderse sin considerar la brecha socioeconómica que se ha ampliado desde la creación de la comunidad autónoma. La percepción de que la región leonesa ha sido marginada en favor de otras áreas ha alimentado un sentimiento de injusticia y ha impulsado la demanda de autonomía. La lucha por la creación de una comunidad autónoma leonesa se presenta, por tanto, como una respuesta a la crisis actual, buscando no solo una mejor gestión de los recursos, sino también un reconocimiento de la identidad y las necesidades de sus habitantes.
La situación de los incendios en España es un claro reflejo de las deficiencias en la gestión territorial y de la falta de atención a las áreas rurales. La reivindicación de una comunidad autónoma leonesa se enmarca en un contexto más amplio de búsqueda de soluciones a problemas que han sido ignorados durante demasiado tiempo. La creación de una autonomía podría ofrecer una respuesta más adecuada a las necesidades de la región, permitiendo una gestión más efectiva de sus recursos y un enfoque más centrado en la revitalización de sus comunidades.
En este sentido, el debate sobre la autonomía leonesa no es solo una cuestión política, sino una cuestión de supervivencia para muchas comunidades que enfrentan desafíos significativos. La lucha por la autonomía se convierte así en un símbolo de resistencia y esperanza para aquellos que buscan un futuro más próspero y sostenible en la región leonesa.