La capital de Estados Unidos, Washington D.C., podría tener sus raíces arquitectónicas en el plano de la localidad madrileña de Aranjuez, según un estudio reciente realizado por investigadores de la Universidad de Almería y la Universidad Politécnica de Madrid. Este trabajo, publicado en la revista Urban Planning and Development, revela sorprendentes similitudes entre ambas ciudades, lo que sugiere que el diseño de Washington D.C. fue inspirado en el de Aranjuez.
### Un Vínculo Histórico Revelado
El estudio se basa en años de investigación cartográfica y comenzó cuando un miembro del equipo de investigación visitó Washington D.C. y notó las similitudes con Aranjuez. A su regreso, se inició un exhaustivo trabajo de más de un año para demostrar la conexión histórica y arquitectónica entre ambas ciudades. Francisco Manzano, investigador de la Universidad de Almería y responsable del estudio, explicó que el diseño de Washington D.C. fue encargado por el presidente George Washington a Thomas Jefferson, quien a su vez lo confió al cartógrafo Pierre L’Enfant. Según el estudio, L’Enfant adaptó el plano de Aranjuez a una escala diferente, utilizando el meandro del río Potomac como un reflejo del meandro del Tajo, que atraviesa Aranjuez.
El estudio destaca que la disposición de los edificios principales en Washington D.C. y Aranjuez es notablemente similar, con un sistema de 12 avenidas radiales y un entramado de calles de trazado trapezoidal. Esta estructura no solo es un testimonio de la influencia de Aranjuez, sino que también resalta la importancia de la planificación urbana en la creación de espacios públicos significativos.
### Espacios Comunes y Elementos Arquitectónicos
Una de las similitudes más destacadas entre ambas ciudades es la presencia de grandes espacios rectangulares en forma de L, que albergan edificios emblemáticos en sus extremos. En Washington D.C., estos espacios son el Capitolio y la Casa Blanca, mientras que en Aranjuez se encuentran el Palacio Real y la Iglesia de San Antonio. Esta disposición no es casualidad, sino que refleja un diseño intencionado que busca crear un sentido de monumentalidad y cohesión en el entorno urbano.
Además, el estudio señala que existe una conexión entre la Plaza de las Doce Calles de Aranjuez y las 12 avenidas radiales que se extienden desde el Capitolio en Washington D.C. Esta relación no solo subraya la influencia arquitectónica, sino que también sugiere un intercambio cultural más amplio entre España y Estados Unidos en el periodo de la independencia estadounidense.
Los investigadores también plantean que tanto L’Enfant como su padre pudieron haber tenido acceso al plano de Aranjuez de 1771 durante su estancia en París, donde coincidieron con Manuel S. Carmona, el diseñador del plano. Además, Thomas Jefferson pudo haber visto el diseño durante su visita a la capital francesa en 1783. Este contexto histórico es fundamental para entender cómo las ideas y los diseños arquitectónicos pueden cruzar fronteras y influir en el desarrollo de nuevas ciudades.
La investigación también menciona que Aranjuez ya era conocido en el mapa político norteamericano gracias al Tratado de 1779 entre España y Francia, que comprometía a España a intervenir en la guerra de independencia de Estados Unidos. Este vínculo político podría haber facilitado el intercambio de ideas y diseños entre las dos naciones, lo que a su vez influyó en la creación de Washington D.C.
### Desafíos en la Publicación del Estudio
Convencer a editores estadounidenses para que publicaran los hallazgos del estudio no fue una tarea sencilla. Según Manzano, el equipo tuvo que enviar el artículo con un título diferente, presentándolo como una primera aproximación al diseño urbano. Solo después de que el editor se percatara de la verdadera intención del estudio, se logró la publicación. Este proceso resalta las dificultades que enfrentan los investigadores al intentar dar a conocer sus descubrimientos, especialmente cuando se trata de temas que desafían las narrativas históricas establecidas.
El estudio no solo aporta una nueva perspectiva sobre la historia del diseño urbano en Washington D.C., sino que también invita a reflexionar sobre la importancia de las influencias culturales y arquitectónicas en la formación de ciudades. A medida que se continúan explorando estas conexiones, se abre un nuevo capítulo en la comprensión de cómo las ciudades pueden ser moldeadas por ideas y diseños que trascienden fronteras y épocas.
La investigación sobre la relación entre Aranjuez y Washington D.C. es un recordatorio de que la historia de la arquitectura es un campo dinámico y en constante evolución, donde cada descubrimiento puede cambiar nuestra percepción de las ciudades que habitamos.