Las calles de Israel se han convertido en un escenario de movilización masiva este domingo, donde miles de ciudadanos han salido a exigir el fin de la guerra en la Franja de Gaza y la liberación de los rehenes capturados por Hamás. La situación ha escalado a niveles alarmantes desde el ataque del 7 de octubre de 2023, que dejó un saldo devastador de víctimas y ha llevado al país a una crisis humanitaria sin precedentes. En este contexto, las protestas se han centrado en la figura del primer ministro Benjamin Netanyahu, quien enfrenta crecientes presiones tanto a nivel interno como internacional.
La emblemática “plaza de los rehenes” en Tel Aviv ha sido el punto neurálgico de estas manifestaciones. Un enorme banderón israelí, adornado con los rostros de los secuestrados, fue desplegado en este lugar, simbolizando la angustia y la esperanza de las familias que claman por la vuelta de sus seres queridos. La movilización ha sido organizada por el Foro de Familias y Desaparecidos, que ha estado luchando durante 22 meses por un acuerdo que permita la liberación de los rehenes. En su comunicado, el Foro enfatizó que “cientos de miles de ciudadanos paralizarán hoy el país con una reivindicación clara: traer a los 50 rehenes y poner fin a la guerra”.
La situación se ha vuelto más tensa tras el anuncio del gobierno israelí de tomar el control de Gaza, lo que ha generado temores entre las familias de los rehenes sobre la posibilidad de que una ofensiva militar pueda resultar fatal para sus seres queridos. En respuesta, los manifestantes han bloqueado importantes ejes viales, incluyendo la autopista que conecta Tel Aviv con Jerusalén, donde se han registrado incidentes como el incendio de neumáticos y atascos significativos. La policía ha desplegado miles de agentes para mantener el orden, advirtiendo que no tolerará alteraciones del orden público.
El presidente israelí, Isaac Herzog, también se ha pronunciado en el marco de estas protestas, asegurando que el gobierno está haciendo todos los esfuerzos posibles para traer de vuelta a los rehenes. “Puede haber desacuerdos, pero en verdad todo el pueblo de Israel quiere que nuestros hermanos y hermanas regresen a casa”, afirmó Herzog, instando a la comunidad internacional a presionar a Hamás para facilitar la liberación de los cautivos. Sin embargo, la respuesta del gobierno ha sido criticada por algunos sectores, que consideran que la falta de un acuerdo claro está prolongando el sufrimiento de las familias afectadas.
La guerra, que ha entrado en su mes 22, ha dejado un saldo trágico de más de 1.200 muertos en Israel, la mayoría de ellos civiles, y ha provocado la muerte de más de 61.000 personas en Gaza, según cifras del Ministerio de Salud de Hamás. Esta situación ha llevado a un creciente clamor por un alto el fuego, no solo por parte de las familias de los rehenes, sino también de la comunidad internacional, que observa con preocupación la crisis humanitaria que se desarrolla en la región.
En medio de este clima de tensión, las protestas han atraído tanto el apoyo de la oposición como la crítica de algunos miembros del gobierno. El ministro de Cultura, Miki Zohar, ha calificado las manifestaciones como un “grave error” y una “recompensa para el enemigo”, mientras que otros aliados de Netanyahu han denunciado lo que consideran una campaña que favorece a Hamás. Esta división en el seno del gobierno refleja la complejidad de la situación y la dificultad de encontrar un camino hacia la paz en medio de un conflicto tan arraigado.
Las imágenes de las protestas, con manifestantes portando retratos de los rehenes y pancartas amarillas que simbolizan la lucha por su liberación, han resonado en todo el país. La presión sobre Netanyahu se intensifica, ya que cada día que pasa sin una solución clara para la liberación de los rehenes y el cese de las hostilidades aumenta la angustia de las familias y la frustración de la población en general. La guerra ha dejado cicatrices profundas en la sociedad israelí, y la búsqueda de respuestas se ha convertido en una prioridad para muchos.
A medida que las protestas continúan, la comunidad internacional observa con atención el desarrollo de los acontecimientos en Israel y Gaza. La necesidad de un diálogo constructivo y de un enfoque que priorice la vida y la dignidad humana se vuelve cada vez más urgente. Las voces que claman por la paz y la reconciliación se hacen más fuertes, y la esperanza de un futuro sin violencia es un anhelo compartido por muchos, tanto dentro como fuera de las fronteras de Israel.