La ciudad de Utqiagvik, ubicada en el extremo norte de Alaska, se presenta como un lugar donde la vida cotidiana se enfrenta a condiciones extremas. Conocida como la más septentrional de Estados Unidos, esta localidad es hogar de los iñupiat, un pueblo indígena que ha habitado la región durante más de 1,500 años. Su existencia se caracteriza por un estilo de vida de subsistencia que depende de la caza y la pesca, así como de la explotación de los recursos naturales que les rodean. Sin embargo, la modernidad y el cambio climático plantean desafíos significativos para su forma de vida y su cultura.
**La Dureza del Clima y la Vida Cotidiana**
Utqiagvik se encuentra al norte del círculo polar Ártico, lo que significa que experimenta fenómenos naturales extremos, como la noche polar que dura desde mediados de noviembre hasta finales de enero. Durante este tiempo, la oscuridad total puede ser abrumadora, y las temperaturas pueden caer a niveles peligrosos. A pesar de estas adversidades, los iñupiat han desarrollado una profunda conexión con su entorno, adaptándose a las duras condiciones climáticas y aprovechando los recursos que la tierra les ofrece.
La alcaldesa Asisaun Toovak, quien ha viajado desde Anchorage para participar en una cumbre sobre el Ártico, destaca la dualidad de la vida en su ciudad natal. Mientras que en Anchorage las temperaturas son más suaves y la lluvia es común, en Utqiagvik la vida se desarrolla en un contexto de frío extremo y oscuridad prolongada. A pesar de las dificultades, Toovak expresa su admiración por su hogar y la resiliencia de su comunidad. «O hay 24 horas de oscuridad o 24 horas de luz», dice, reflejando la singularidad de su entorno.
La economía de Utqiagvik se basa en la caza y la pesca, pero también en la explotación de recursos naturales, como el petróleo y el gas. Los iñupiat han establecido 12 corporaciones que les permiten obtener ingresos de la explotación de estos recursos. Sin embargo, la alcaldesa enfatiza la importancia de un desarrollo responsable que respete su cultura y su entorno. «Hemos convivido con la explotación de petróleo y gas en los últimos 50 años y lo hemos hecho de manera exitosa y segura», afirma, subrayando la necesidad de equilibrar el desarrollo económico con la preservación de su forma de vida.
**La Autodeterminación y el Cambio Climático**
El debate sobre la explotación de recursos en Alaska no solo se centra en la economía, sino también en la autodeterminación de los pueblos indígenas. La ley de resolución de reclamaciones de los nativos de Alaska, aprobada en 1971, otorgó a las corporaciones nativas derechos exclusivos sobre sus tierras, lo que les permite beneficiarse de la explotación de recursos. Sin embargo, este sistema también ha generado tensiones entre la necesidad de desarrollo y la preservación de la cultura y el medio ambiente.
Lee Ann Munk, profesora de la Universidad de Alaska Fairbanks, explica que el 70% de los ingresos generados por el desarrollo de recursos son compartidos entre las corporaciones nativas. Esta estructura busca asegurar que los beneficios de la explotación se distribuyan equitativamente entre la comunidad. Sin embargo, no todos los nativos están de acuerdo con la política de «perfora, chico, perfora» impulsada por el gobierno federal, que a menudo ignora las preocupaciones sobre la preservación de tierras sagradas.
Charles Lampe, presidente de la corporación de los iñupiat de Kaktovik, se define como un «ballenero tradicional» y reconoce que gran parte de la economía de su comunidad se basa en los ingresos generados por la industria petrolera. Sin embargo, también enfatiza la importancia de mantener la conexión con la tierra y los recursos naturales. «Nuestra economía no se basa solo en la caza y la pesca», dice, destacando la necesidad de diversificar y adaptarse a los cambios en el entorno.
El cambio climático es un tema que preocupa a muchos, pero Lampe adopta una perspectiva diferente. Para él, el cambio climático es un fenómeno natural que ha existido a lo largo de la historia. «El cambio climático siempre va a ocurrir, pero hay cosas que no deberían infringir nuestra capacidad de autodeterminación», afirma, subrayando la importancia de que las voces de los pueblos indígenas sean escuchadas en el debate sobre el futuro del Ártico.
La alcaldesa Toovak también resalta la importancia de la soberanía y la autodeterminación. «No poseemos muchas de nuestras tierras, lo que hace que el Gobierno federal y otros puedan tomar decisiones sin consultar a nuestra comunidad», explica. Esta falta de control sobre sus tierras y recursos es un tema recurrente en las discusiones sobre el futuro de los iñupiat y su capacidad para preservar su cultura y forma de vida.
A medida que el mundo enfrenta desafíos ambientales y económicos, la historia de los iñupiat en Alaska se convierte en un ejemplo de la lucha por la autodeterminación y la preservación cultural. En un entorno donde el cambio climático y la explotación de recursos amenazan su forma de vida, la comunidad busca un equilibrio entre la tradición y el desarrollo, defendiendo su derecho a decidir sobre su futuro y el de su tierra.